jueves, 3 de diciembre de 2009

LA ASOCIACIÓN “JEREZ RECUERDA” MANTUVO UN ENCUENTRO CON LOS VECINOS DE LA AA.VV. “FEDERICO MAYO”

Al mencionado acto asistió el Secretario Local del P.S.A., Santiago Casal, que se comprometió a establecer contactos con miembros del Ayuntamiento de Jerez para conocer de primera mano los motivos de la paralización, desde mayo de 2009, de las reuniones de la “Comisión de Seguimiento y Valoración de la Simbología y Nomenclátor relativo a la Guerra Civil y a la Dictadura del Régimen de Franco”.

La escasez de público hizo que, lo que iba a ser en un primer momento una conferencia llevada a cabo el pasado día viernes 27 de noviembre por los socios e investigadores de la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda”, Mª José Ruiz Piñero y José Manuel Rodríguez Casanueva, se replanteara el enfoque de dicho acto y se convirtiera en un encuentro entre los conferenciantes de “Jerez Recuerda”, los vecinos de la Barriada “Federico Mayo” y militantes del Partido Socialista de Andalucía.
Lejos de cualquier pesimismo, el encuentro sirvió para dar a conocer de primera mano el trabajo desarrollado hasta el momento por “Jerez Recuerda” y los objetivos de futuro inmediato que tiene programada esta Asociación. Tampoco faltó el agradecimiento a los responsables de la AA.VV. “Federico Mayo” por el interés mostrado y por la predisposición a la colaboración en materia de recuperación de la memoria histórica, especialmente en lo referente a la simbología fascista que todavía perdura en esta barriada de la zona sur de la ciudad de Jerez de la Frontera.
Como cuestión relevante del acto, se contó con la presencia del Secretario Local del P.S.A., Santiago Casal, quien asistió acompañado de algunos miembros de su partido –como fue el caso de Raquel López, de la ejecutiva local del PSA- interesándose por las cuestiones que se plantearon, y participando activamente en un debate enriquecedor debido a la pluralidad de ideas y sugerencias que surgieron durante el desarrollo del mismo. De esta manera, si en un principio se inició la tarde con una exposición de tipo magistral sobre la historia, el nacimiento y los objetivos de la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda”, luego se fue derivando paulatinamente hacia la participación activa de todos los asistentes que acogieron con entusiasmo la variedad de temas de actualidad relacionados entre sí que se estuvo debatiendo.
Sin olvidar el principal tronco temático de la Memoria Histórica –que siempre estuvo presente, y relacionado de alguna manera con las cuestiones que posteriormente surgieron-, la actualidad política, social y económica de la ciudad fue uno de los asuntos que se llevó gran parte de la atención de los asistentes, secundado por un debate abierto y plural sobre la actuación de la Iglesia Católica en la recuperación de la memoria histórica y el papel que ha tenido dicha institución en la ciudad de Jerez con la anterior gestión del Obispado a cargo de Juan Del Río Martín.
Ante el interés mostrado por el Secretario Local del P.S.A. por el funcionamiento de la “Comisión de Seguimiento y Valoración de la Simbología y Nomenclátor relativo a la Guerra civil y a la Dictadura del Régimen de Franco”, éste fue informado convenientemente de que dicha Comisión no se reúne desde el 20 de mayo de 2009 y que se desconocen oficialmente los motivos por los que no ha habido una nueva convocatoria, especialmente porque el trabajo de dicha Comisión no ha finalizado todavía. De hecho, fue repartida previamente, entre los asistentes al encuentro del pasado 27 de noviembre, una serie de fotografías de diferentes puntos de la ciudad donde se podía detectar la ubicación de un nomenclátor y una simbología impropios de una sociedad democrática, al permitirse la permanencia de toda una parafernalia propagandista que homenajea al golpe de estado de julio de 1936 y a la dictadura franquista en los espacios públicos jerezanos, a pesar de que existe una ley que obliga a los ayuntamientos a erradicar todo lo relacionado con este tema.
Antes de dar por finalizado el encuentro, los socios de “Jerez Recuerda” tuvieron como respuesta del Secretario Local del P.S.A. el compromiso de realizar gestiones con miembros del Ayuntamiento de Jerez, y muy especialmente con Francisco Benavent –Delegado Presidente de la “Comisión de Seguimiento y Valoración de la Simbología y Nomenclátor relativo a la Guerra civil y a la Dictadura del Régimen de Franco”-, para conocer de primera mano los motivos de la paralización de la Comisión e intentar colaborar en su revitalización.

martes, 1 de diciembre de 2009

MIEMBROS DE LA ASOCIACIÓN “JEREZ RECUERDA” ASISTIERON AL AULA PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA CELEBRADA EN VILLAMARTÍN


A pesar de no haber sido invitados oficialmente por la institución organizadora para participar en el Aula para la Recuperación de la Memoria Histórica celebrada en Villamartín, miembros de la Junta Directiva de la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda” acudieron como público al Salón de Plenos del Ayuntamiento de Villamartín la tarde del pasado día 19 de noviembre y contribuyeron con su presencia y participación a enriquecer un debate que suscitó interés entre los asistentes que abarrotaban la sala donde se desarrolló el acto, el cual fue inaugurado a las 17:00 horas por el Comisario de la Memoria Histórica de la Junta de Andalucía con una ponencia titulada “Situación actual de la Recuperación de la Memoria Histórica. Estado de la Cuestión”.
Fue quizás la participación posterior del historiador e investigador de Villamartín, Fernando Romero, quien con su conferencia “La represión fascista en la Sierra de Cádiz: los Registros Civiles como fuente historiográfica”, expuso didáctica y gráficamente la problemática social existente por la falta de inscripción en los registros civiles de la Comarca de la Sierra de Cádiz de muchas de las víctimas de la represión causada a raíz del golpe de estado de julio de 1936. De este modo, a partir de los datos obtenidos de los 19 registros civiles investigados en sus respectivas localidades de la Sierra de Cádiz, el historiador pudo explicar cómo aparece reflejada la represión golpista en sus distintas etapas: la primera, ubicada en los primeros días desde la ocupación de los pueblos serranos por parte de los golpistas -especialmente desde mediado de agosto hasta fin de año-, donde aparecen las víctimas de la gran represión del verano de 1936; la segunda fase represiva investigada en los registros es la denominada por el investigador “represión por bando de guerra”, que abarca todas las víctimas que fueron asesinadas desde la vuelta a sus lugares de procedencia de las personas huidas que llegaron de la provincia de Málaga en febrero de 1937; y la tercera etapa represiva investigada es la que se produce a partir de la primavera de 1937 a través de los consejos de guerra.
Lo que hizo el historiador en su exposición fue el plantear cómo queda reflejado todo ello en los registros civiles y demostrar la limitación de los mismos a la hora de dar a conocer la realidad de la represión, ya que existen otras fuentes documentales que nos informan sobre la existencia de víctimas de la represión que no se encuentran en los mencionados registros civiles, pero que se han llegado a cuantificar en muchos casos hasta en un 80 % del total de las víctimas. La media estadística realizada por Fernando Romero, según los datos que baraja en la actualidad a partir del estudio y la investigación de los diecinueve pueblos de la Comarca de la Sierra de Cádiz, gira en torno a un 60 % de las víctimas cuantificadas que no se encuentran inscritas en dichos registros civiles y que coinciden con su pertenencia al bloque de las víctimas de la primera etapa referida. Por otro lado, y contrastando con esta información, dicho investigador insistió en el conocimiento de las víctimas que han dejado más rastro documental a partir de su inscripción en los registros civiles, especialmente debido a que las mismas pertenecían a la tercera etapa represiva, puesta en marcha a través de la justicia militar.
Terminó la intervención Fernando Romero aportando casos concretos documentados sobre la represión golpista en sus más variadas formas. De este modo, ilustró a los asistentes con casos de asesinatos de gitanos, así como con otros relativos al expolio y a la incautación de tierras y bienes, o con los relacionados con el robo y el secuestro de niños y bebés de víctimas y de represaliados en general. No faltaron tampoco las alusiones a casos documentados de violaciones y asesinatos de mujeres en los que nuevamente los nombres de Fernando Zamacola, la Falange Española y la Guardia Civil salen implicados en estos hechos. Hechos como el acaecido en un pueblo de Sevilla donde la Guardia Civil es investigada por su participación en el rapado, la violación, la mutilación genital y el pateo a una mujer que fue capturada por un grupo de miembros del mencionado cuerpo “benemérito”.
Tras la intervención del historiador de Villamartín se dio paso a la Mesa Redonda que, con título “Situación de los familiares y el movimiento social ante la falta de inscripción de las víctimas en los Registros Civiles”, estuvo compuesta por él mismo, además de contar con la presencia de Cecilio Gordillo de la asociación RMHSA de CGT de Andalucía; de Jorge Garrido, de la Asociación de Familiares de Bornos; de Pilar Peruyera, del Foro por la Memoria de El Puerto de Santa María, y de Sebastián Cauqui, Presidente provincial de AMHyJA.
Abrió el debate Cecilio Gordillo, quien afirmó que todavía hay muchas personas desaparecidas que hay que inscribi,r aseverando que hoy en día existen más dificultades que en la década de los años ochenta para la inscripción en los registros civiles de estos desaparecidos. También criticó el hecho de que los jueces no den el mismo crédito a la documentación que se le pueda ofrecer que a los testimonios de los testigos presenciales que cada vez son más escasos. Afirmó también que el desmontar la falsedad de las cifras de la represión que durante años se ha mantenido es una de las cuestiones fundamentales del proceso de la memoria histórica y que se podía equiparar, en cuanto a importancia, al tema de la exhumación de las fosas que va paralelo a dicho proceso.
Siguió ahondando Cecilio Gordillo en la cuestión y recordó que mientras que una persona no consta legalmente como desaparecida, tampoco posee oficialmente herederos legítimos que puedan reclamar las propiedades robadas, incautadas o expoliadas por los golpistas; cuestión ésta que podría solventarse de poder ser inscrita dicha persona en cualquier registro civil. Asimismo, criticó la contradicción que existe en los argumentos que mantiene el Estado para reconocer a una víctima de la represión, ya que suele exigir la aportación de una documentación que el investigador, o el familiar, tiene que solicitar al propio Estado a través de los registros civiles o de los archivos que gestiona y que niega en cierto sentido cuando los archivos son inaccesibles o no están ordenados, de tal manera que muchas indemnizaciones destinadas a los familiares de las víctimas y a las personas represaliadas se han quedado sin ser concedidas, a pesar de que en Hacienda existen miles de expedientes de personas con familias encarceladas durante la etapa golpista y de dictadura franquista.
Aparte de criticar a la Ley de Memoria Histórica por no reconocer el delito de violación a las mujeres represaliadas, quienes fueron rapadas y obligadas a beber aceite de ricino, también denunció la pasividad de las instituciones y de los partidos políticos que participan en las instituciones –especialmente los parlamentarios y senadores andaluces- por hacer oídos sordos a la petición de más de setecientas firmas de asociaciones y entidades de todo tipo (siendo estas últimas las diputaciones provinciales y ayuntamientos), relacionada con el problema de la falta de inscripción de la figura del “desaparecido” en los registros civiles. Del mismo modo, no faltaron tampoco las críticas a las organizaciones de la izquierda, muy especialmente a las organizaciones políticas y sindicales históricas que “pusieron sus muertos” cuando se inició la represión golpista. De esta manera, nombró al PSOE, a la CNT, a Ezquerra Republicana e incluso al PNV; organizaciones todas ellas que no se personaron ante la Audiencia Nacional a defender “sus muertos” cuando el Juez Garzón abrió en octubre de 2008 la conocida y malograda causa penal contra los golpistas de julio de 1936.
Tampoco la llamada “Transición española” escapó a su análisis crítico y recordó al auditorio que durante esta etapa histórica española murieron más de cien personas en manos de la Policía, a tiros y a golpes, en manifestaciones y huelgas. Siguió revelando Gordillo que es entonces en este contexto cuando nace la “Ley de Amnistía” en 1977, la cual garantizó la seguridad legal de todos los individuos que durante cuarenta años habían estado torturando, fusilando y asesinando a civiles y a los oponentes políticos, y también de todas aquellas empresas que se habían estado lucrando con los presos políticos. Según Cecilio Gordillo, el problema no es la existencia de la “Ley de Amnistía”, que debía de haber quedado derogada con el nacimiento de la Constitución española, sino que todavía hoy en día existen muchas personas políticas vinculadas a la etapa de la “Transición” que la siguen defendiendo y, como consecuencia evidente, los jueces prefieren acogerse a dicha Ley para denegar los derechos de las víctimas y los de sus familiares.
Terminó la intervención de Gordillo con un repaso a las contradicciones encontradas en la cuestión de la exhumación de las fosas y las repercusiones político-electorales que se han derivado de ciertas actuaciones por parte de las formaciones políticas. Criticó los problemas que está dando en la capital cordobesa una formación de izquierda (en clara alusión a Izquierda Unida) al poner trabas a la idea de la exhumación de su cementerio, mientras que en el de Málaga, gobernado por el P.P., ya han sido exhumados 2.480 víctimas de la represión. Del mismo modo, en la Puebla de Cazalla, que estaba gobernada por el PSOE -contrario a la exhumación de las víctimas de la localidad- perdió las elecciones municipales cediendo el gobierno a Izquierda Unida que, en este caso, estaba a favor de dicha intervención; en Zalamea la Real, en Huelva, Izquierda Unida –partido gobernante- se mostró esta vez contraria a la exhumación que sí fue apoyada por el PSOE desde la oposición, el cual ganó las elecciones municipales posteriormente; en Nerva, ocurrió exactamente lo mismo, pero viceversa.
Por su parte, Jorge Garrido, de la Asociación de Familiares de Bornos, quien perdió a seis familiares a causa de la intervención golpista de julio de 1936, insistió en afirmar que la realidad histórica no es precisamente la que está escrita y que aquella choca frontalmente con la realidad jurídica. Manifestó, en cambio, que la solución a la cuestión de los registros civiles la posee las asociaciones de recuperación de la Memoria Histórica y que en ese sentido se va avanzando hacia lo que considera más importante: la toma de conciencia de la ciudadanía ante este problema. Terminó elogiando la determinación de los pueblos indígenas de América que mantienen viva su memoria histórica, a pesar de haber transcurrido más de cinco siglos, y que todavía recuerdan el genocidio y el expolio que soportaron de los españoles que colonizaron el continente a partir de la llegada de Cristóbal Colón al mismo.
Pilar Peruyera, del Foro por la Memoria de El Puerto de Santa María, y representante de familiares de represaliados de dicha localidad, profundizó en las dificultades que su asociación se ha ido encontrando a la hora de investigar a las víctimas y desaparecidos de su ámbito de actuación investigadora; unas dificultades, en cambio, que no han obstaculizado el hallazgo de más de 400 víctimas de la represión golpista. Según el expurgo de la documentación realizado hasta el momento por esta investigadora del Foro portuense (esencialmente de los registros de penados del penal de El Puerto de Santa María), se ha podido observar que en los primeros momentos del golpe de estado de 1936, los prisioneros entraban “en aluvión” y no se registraba su entrada en la prisión.
Por otra parte, Pilar Peruyera, quiso resaltar la continua movilidad que se impuso a los presos, provocando muchas muertes relacionadas con la separación de sus familiares, que eran quienes en realidad hacían la labor de avituallar con alimento y de abastecer de ropa a los mismos. De esta manera, dicha investigadora quiso resaltar que, entre las causas más frecuentes de muerte halladas entre la población reclusa, se especificaba las relacionadas con casos de extrema debilidad, de caquexia, de tuberculosis y de otras enfermedades de tipo epidemiológico, como el tifus, además de las ejecuciones realizadas a causa de acusaciones de “traición” o de “adhesión a la rebelión”.
Entre las dificultades encontradas en la investigación de la represión de El Puerto de Santa María se hizo mención de las fichas encontradas de registros donde no aparecen los delitos de la población reclusa. Por otro lado, Pilar Peruyera, resaltó la dilación en los permisos para investigar en algunos archivos y la arbitrariedad de algún funcionario que gestiona y dirige algún que otro archivo público.
Llegado el turno de Fernando Romero, éste especificó algunas cuestiones mencionadas anteriormente en su exposición y respondió a Pilar Peruyera que existen “delitos” que todo el mundo sabe que son políticos y le agradeció alguna aportación realizada, especialmente la relacionada con casos de Torre Alhaquime.
Según Sebastián Cauqui, la Ley de Registro Civil es una ley que no contempla la figura del “desaparecido” y que habría que modificarla o ampliarla. Por otro lado, insistió en que el Estado tiene que asumir el asesoramiento sobre las víctimas, porque “eso es de justicia”.
Tras las diferentes intervenciones realizadas por los integrantes de la Mesa Redonda se abrió un debate interesante en el que participó un número importante de personas que formaban parte del público. Entre ellas, queremos resaltar la participación de la Presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda”, Mª José Ruiz, quien sostuvo que pertenece a una Asociación que no posee subvenciones –entre otras cosas porque, tanto la Junta de Andalucía como la Diputación Provincial de Cádiz han negado esta opción a la misma- y que el problema económico, aunque importante, no era lo prioritario a la hora de difundir la memoria histórica. La Presidenta e investigadora de esta Asociación mantuvo en todo momento que lo fundamental para la difusión y la socialización de la memoria histórica entre la población se resumía principalmente en una cuestión de voluntad, y acusó a las instituciones -como la que mantiene la figura del Comisario de la Memoria Histórica de la Junta de Andalucía- de tener falta de voluntad y de no emplear parte de su presupuesto en facilitar la labor de investigación de las asociaciones que realizan un servicio público que además no es reconocido, al menos en el caso de esta Asociación.
También hizo referencia la Presidenta de “Jerez Recuerda” a la simbología y nomenclátor existentes en las calles y barrios de la ciudad de Jerez que todavía perduran homenajeando al golpe de estado y a la dictadura, y recordó que una de las funciones de las asociaciones que trabajan la recuperación de la memoria histórica debería de ser precisamente el dar a conocer a la ciudadanía la historia de los espacios públicos donde habitan con el fin de que la gente tome conciencia del problema. Esto último lo dijo añadiendo que la Asociación a la que pertenece ha comenzado un circuito de encuentros, charlas y conferencias entre las asociaciones y vecinos de los diferentes distritos de Jerez y de su término municipal, y acabó informando que en Jerez, por ejemplo, hay una idea no compartida por “Jerez Recuerda” de seguir manteniendo permanentemente el nombre de José María Pemán, añadiéndole la palabra “poeta” al rótulo de la calle.
Entre el público se animó el debate en torno al tema de la simbología golpista y no faltaron las opiniones acusatorias contra los partidos de izquierdas por su “falta de voluntad política” para erradicar definitivamente el nomenclátor franquista de las calles. Hubo alguien, que no pudimos identificar, que textualmente dijo:
“En el País Vasco llevan dos días gobernando (en referencia al PSOE) y vemos cómo la Policía vasca se sube a la escalera para quitar las fotos de los etarras -porque son etarras que están en espacios públicos- y aquí no podemos quitar una calle de un fascista o un monumento a Franco que fue el mayor terrorista... Si la izquierda no nos movilizamos por este tema... Yo no sé que problema tienen el PSOE, IU o los partidos de izquierdas”.
Hubo también quien hizo mención al Estatuto de Andalucía y recordó que en la lectura de su contenido se podía encontrar expresiones como “los poderes públicos fomentarán la participación ciudadana”, pero lamentó que no se hiciera así cuando se trata de este asunto. Además, insistió el dicente que lo único que se exige es un compromiso y “un reconocimiento político por parte de las instituciones del Estado”.
Como actividad paralela al Aula para la Recuperación de la Memoria Histórica, el público tuvo la oportunidad de visitar la exposición “El Canal de los Presos” que estuvo abierta para cualquier persona interesada desde el día 18 hasta el 22 de noviembre, sirviendo como muestra de otra realidad de la represión del franquismo: la utilización de los presos políticos como trabajadores esclavos para su explotación laboral.

martes, 24 de noviembre de 2009

CICLO DE CONFERENCIAS EN LAS BARRIADAS DE JEREZ



Tras un paréntesis sin actividad social en la ciudad de Jerez, la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda” reanuda el ciclo de conferencias en los barrios de la ciudad para dar a conocer, no sólo el trabajo de investigación histórica realizado por sus investigadores, sino para continuar con la socialización de la recuperación de la memoria histórica en nuestra ciudad, ya que se considera que esta toma de conciencia que se tiene que generar en los barriadas de nuestro entorno más inmediato tiene que estar lejos de modas pasajeras que sólo inducen a la extensión de una mala interpretación del asunto por parte de aquellas instituciones y asociaciones que hacen lecturas sesgadas del genocidio que tuvo lugar en la zona, y que se llevó a cabo por los protagonistas del golpe de estado de julio de 1936 a la vez que fueron respaldados por una serie de familias jerezanas que disfrutaron de total impunidad a través de su participación en la vida institucional, social y empresarial del Jerez de la dictadura franquista y, también, de su apoyo incondicional a la misma.
El primer punto de encuentro de este ciclo de conferencias no podía ser otro que la Barriada Federico Mayo, donde permanecen en sus calles nombres de personajes que intervinieron y/o apoyaron el genocidio mencionado y la posterior dictadura que se generó. Dicho encuentro tendrá lugar este viernes día 27 de noviembre de 2009 a las 19:00 horas en el local de la Asociación de Vecinos Federico Mayo, sito en la Plaza San Rafael, 5, y no será más que el pistoletazo de salida de esta nueva etapa de movilización por parte de nuestra Asociación y por la de sus amigos y colaboradores.

domingo, 13 de septiembre de 2009

LAS IV JORNADAS DE MEMORIA HISTÓRICA DE ROTA SE DESARROLLARON CON UN ÉXITO DE PÚBLICO EN EL PALACIO MUNICIPAL CASTILLO DE LUNA



Sirvieron para presentar el libro “Memoria rota. República, Guerra Civil y represión en Rota”, que documenta la represión golpista en la localidad, y para conocer documentalmente a los autores de los abusos y violaciones de los derechos humanos cometidos por los golpistas en el área territorial que comprenden las villas de El Puerto de Santa María, Rota y Chipiona y parte de la Sierra de Cádiz.

Entre el 23 y el 27 de agosto el punto de encuentro provincial para los investigadores y las asociaciones de recuperación de la memoria histórica se trasladó esta vez al Palacio Municipal Castillo de Luna de Rota en ocasión de la celebración de las IV Jornadas de Memoria Histórica de dicha población, organizadas por la Asociación Memoria Histórica de Rota con un eje fundamental que giraba en torno al libro “Memoria rota. República, Guerra Civil y represión en Rota” elaborado entre varios autores e historiadores de la provincia gaditana.
Según Mercedes Rodríguez, Presidenta de la Asociación Memoria Histórica de Rota, el dinero sacado de la recaudación de la venta de dicha obra, así como de la del documental que se presentó también en estas jornadas pasadas, será destinado para una futura exhumación que será llevada a cabo en el cementerio de Puerto Real, posiblemente en colaboración con la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, Política y Social de Puerto Real.
Hemos de recordar que en la noticia dada en este mismo medio el pasado día 28 de junio de 2009, sobre un acto de homenaje a las víctimas del golpismo en Puerto Real, se informaba que el representante de la Asociación puertorrealeña, Francisco Aragón, comunicó la ejecución de una pasada prospección acometida por arqueólogos de la Universidad de Málaga, la cual fue infructuosa en parte debido a que, tras la ejecución de más de cuarenta catas de dos metros de profundidad por dos de ancho en un ángulo determinado de las afueras del cementerio de Puerto Real, no se llegó a encontrar nada. Sin embargo, a este frustrado intento por encontrar en un primer lugar restos de personas asesinadas, se ha añadido el interés suscitado por el informe elaborado por dicho equipo de arqueólogos según el cual se ha detectado señales de movimientos de tierra, captadas por las ondas electromagnéticas emitidas por georádar, en una de las calles del mencionado cementerio, lo que podría ratificar la idea de la existencia de una fosa con restos de víctimas de la represión golpista de llevarse a cabo con éxito una nueva cata de un metro por un metro por parte de los arqueólogos de la Asociación puertorrealeña.
Tanto el libro como el video documental contaron con importantes colaboraciones, como es el caso de Felipe Benítez Reyes, prologuista del trabajo escrito, o bien de Luis García Montero, que cede su voz en el documental elaborado a base de algunas reseñas históricas sobre el golpe de estado y la represión en Rota y, especialmente, de testimonios orales de los familiares, amigos y vecinos de las víctimas que actuaron como improvisados testigos de la represión en Rota y en parte de la provincia de Cádiz.
En cuanto a la elaboración de la obra impresa, ésta ha sido fruto del trabajo en equipo de una serie de investigadores que, desde diversas perspectivas han trabajado de alguna manera ciertas facetas de la represión golpista en la localidad roteña. De este modo, observamos que las aportaciones de cada autor se complementan para dar forma definitiva a un trabajo anhelado desde hacía varios años por todas las personas involucradas en el mismo, haciendo que la historia roteña contemporánea acoja como un referente importante y documentado esta obra de obligada lectura para todas aquellas personas interesadas en el conocimiento de la historia contemporánea en general y, especialmente, en el de los antecedentes, desarrollo y consecuencias del golpe de estado de julio de 1936 en la villa de Rota y la de la represión ejercida en la zona a causa del plan de exterminio que los golpistas aplicaban como parte intrínseca de su estrategia de ocupación militar a través de diversos métodos de aplicación del terror sobre la población civil.
Las tres partes implicadas en la elaboración de este libro, Ayuntamiento de Rota –representado por Antonio Alcedo González, teniente de alcalde y delegado del Área de Gobernación del Ayuntamiento de Rota-, Asociación Memoria Histórica de Rota y los propios autores –Mercedes Rodríguez, Pedro P. Santamaría, Fernando Romero y Jesús Núñez (los dos últimos ausentes por motivos de viajes)- y el prologuista del libro, Felipe Benítez Reyes, coincidieron el pasado domingo 23 de agosto en afirmar la importancia del trabajo y el apoyo recibido para la confección de esta obra. Por otro lado, también se agradeció la asistencia del numeroso público que acudió a la primera cita de estas jornadas en un número cercano a los tres centenares de personas; un número que apenas descendió a lo largo de los tres días restantes que quedaban para el desarrollo de estas IV Jornadas de Memoria Histórica de Rota.

Día 25 de agosto: “Falangistas, héroes y matones. Fernando Zamacola y los Leones de Rota”
Se puede decir que una de las fechas emblemáticas de estas IV Jornadas de Memoria Histórica de Rota, fue la del 25 de agosto, fecha señalada para el comienzo de un ciclo de conferencias que fue inaugurado por el prolífico investigador Fernando Romero Romero quien centró su intervención en la figura de Fernando Zamacola Abrisqueta y en la centuria que organizó junto con otros individuos de Falange, los "Leones de Rota”.
En todo momento, este historiador natural de Villamartín -autor de varios libros de historia y de la represión golpista en su localidad, y de la de otras poblaciones de la serranía de Cádiz, miembro del Grupo de Investigación Patrimonio Documental y Bibliográfico de Andalucía y América, así como de la Asociación Memoria Histórica y Justicia de Andalucía y del equipo técnico del proyecto “Todos los Nombres”-, subrayó que la información encontrada sobre Fernando Zamacola y sobre los Leones de Rota procedía de la "propia documentación generada por la administración franquista y por el aparato jurídico militar de los golpistas sublevados en julio de 1936”.
Según los datos ofrecidos por el conferenciante, Fernando Zamacola fue exaltado en vida y en muerte por la prensa y el aparato propagandista franquistas como un héroe de guerra y un prototipo de nueva nobleza; exaltación propagandista que, desde nuestro punto de vista, se contradiría con la tenebrosa realidad de la propia historia de los hermanos Zamacola, y la de la creación, evolución y desenlace de la centuria falangista denominada “Leones de Rota”; historia, por cierto, que poco le importó al propagandista oficial del golpe, José María Pemán, al justificar en un artículo de prensa el nombre dado al Hospital de Cádiz en los años 50 –veinte años después de su fallecimiento- en honor a este “héroe” de guerra con perfil de genocida.
Ahondó un poco más el historiador en su discurso, resaltando en su ponencia el carácter de la documentación hallada y la génesis de la historia de los Zamacola y la de los Leones de Rota:
“Esa imagen del héroe, del noble, del poeta... se cae completamente por tierra cuando se aborda a la figura de este personaje con un criterio objetivo, con un criterio historiográfico; manejando, no la leyenda ni la propaganda, sino lo que nos dice la documentación que creemos que puede ser la más objetiva. Y es la documentación creada por la propia Administración franquista... se trata de una investigación que se hace desde el propio régimen sobre quiénes son sus servidores, porque hay una serie de actuaciones oscuras que hay que aclarar...”
Entre esta serie de actuaciones oscuras que se les atribuye a los Zamacola y a los Leones de Rota, existen hechos documentados como el asesinato de civiles, incluidos mujeres y niños, la ejecución extrajudicial de prisioneros de guerra, la violación, el robo, el saqueo, amenazas y extorsión. Todo un cúmulo de acciones que no fueron más que el colofón del historial bronquista y facineroso que tanto Fernando Zamacola como su hermano Domingo poseían, al igual que un numero bastante significativo de miembros que componían la centuria Leones de Rota, siendo todos ellos presos comunes del Penal de El Puerto de Santa María liberados por los golpistas para enrolarlos en el grueso de las filas de dicha centuria.
El mismo conferenciante dio datos sobre la actuación y la trayectoria personales de Fernando Zamacola antes de que éste se trasladara con su padre y sus hermanos a El Puerto de Santa María, pues procedían de Galicia, y comunicó la existencia de un informe de la Guardia Civil de principios de los años 30, según el cual antes de la instauración de la II República fue autor de un atraco a mano armada en Galicia. Del mismo modo, y durante el período de la II República, la Policía de El Puerto de Santa María había elaborado un informe sobre los antecedentes de este individuo por tenencia ilegal de armas y por haber sido arrestado en 1935 por borrachera, por escándalo público, por estafa y por pelea con un guardia municipal.
A medida que el historiador aportaba datos sobre los Zamacola, más sorprendía al público asistente la historia de estos personajes y la falta de escrúpulos que llegaron a tener a la hora de conseguir sus objetivos y ambiciones. No fue extraño, por tanto, que informara que Fernando Zamacola había ingresado en la CNT para intentar -según declaraciones de él mismo firmadas de su puño y letra ante un juez instructor militar- acabar con los problemas que tenía su padre con los obreros por su condición de contratista y patrono. Al ver que no podía hacer nada desde la CNT por ayudar a su padre, y actuando siempre como un topo, abandonó el sindicato y se afilió a Falange Española entre finales de 1933 y principios de 1934, convirtiéndose posteriormente en uno de los 16 o 17 “camisas viejas” que poseía el reducido número de la Falange portuense cuando sobrevino el golpe de estado de julio de 1936.
En cuanto a su hermano, Domingo Zamacola, también había pertenecido a organizaciones de izquierdas antes de llegar a ser el Jefe Local de la Falange portuense. Por otro lado, Alejandro Zamacola, había estado afiliado al Partido Comunista y arrestado en una ocasión a causa de una pegada de carteles ilegales en la plaza de toros de El Puerto de Santa María. Todo ello, fue expuesto de forma ordenada por el autor de “Falangistas, héroes y matones. Fernando Zamacola y los Leones de Rota” otorgando a la asistencia toda una serie de detalles e informaciones relativamente novedosas acerca de los Zamacola y de los Leones de Rota, gracias a la documentación estudiada por él mismo, especialmente la relacionada con la del Archivo del Tribunal Militar Territorial Nº 2 de Sevilla.
En cuanto a la creación del primer núcleo inicial de los Leones de Rota, éste estaba formado por los pocos “camisas viejas” existentes en la ciudad portuense más el resto de los presos comunes liberados del Penal de el Puerto de Santa María, quienes formaron la primera escuadra armada de Falange, realizando una de sus primeras acciones armadas en la villa de Rota, cuando se trasladaron en dos camiones desde El Puerto de Santa María para consolidar el golpe de estado que un día antes había dado la Guardia Civil en la localidad bajo las órdenes del teniente de la Guardia Civil Alfredo Fernández.
“Manuel Almendro López era cartero y había sido varias veces expedientado en el trabajo por irregularidades que había cometido. Según información de la Policía franquista de El Puerto de Santa María, se le acusaba de haber robado los fondos de las Conferencias de San Vicente de Paúl, una asociación benéfica caritativa católica en El Puerto de Santa María. Y antes de afiliarse a Falange había pertenecido a un partido monárquico que era Renovación Española. Él fue nombrado primer Jefe de Escuadra, que salió con fusil en mano del Penal de El Puerto de Santa María, al frente del primer núcleo de falangistas armados de El Puerto.
Con ellos venía también Rafael Antequera Martínez, un sevillano que había pertenecido también a la CNT, y que estaba detenido por un delito común... por hacer una travesía ilegal como polizón; lo habían pillado en el barco y estaba preso en ese momento en el Penal de El Puerto y terminó convirtiéndose en uno de los brazos derechos de Fernando Zamacola.
O gente como Ramiro Blanco, que era un antiguo militante de la CNT, que había robado los fondos del sindicato de la CNT de Badalona, con lo cual se fue del sindicato con el dinero debajo del brazo, robándolo. Después se vino a vivir a Barbate, donde había un sindicato de marineros, donde robó también los fondos que tenía el sindicato de marineros, y en El Puerto de Santa María también robó los pocos fondos que tenía la
Sociedad Filarmónica Portuense...”
Continuó Fernando Romero ilustrándonos sobre la identidad de los presos comunes que formaron parte de los Leones de Rota tras ser liberados del Penal de El Puerto por Mora-Figueroa y demás golpistas de julio de 1936. De esta manera nos mostró la personalidad y condición de Juan Carrascosa Rosa quien salió como falangista armado del mencionado penal y que estuvo en los Leones durante todo el período en el que se mantuvo la centuria actuando. Cuando se disuelve la centuria a mitad de la guerra, es integrado en una unidad militar, desertando posteriormente y llevándose los fondos del regimiento. Tras este robo se echa al monte “como un cuatrero”, y con una serie de familiares suyos por la sierra de Jaén, hasta que la Guardia Civil lo captura a mediados de los años 40 y lo someten a un consejo de guerra de donde sale condenado a muerte por ladrón y posteriormente fusilado en el cementerio de Jaén.
Aparte de los “camisas viejas” y los delincuentes comunes mencionados, el ponente continuó desglosando la heterogénea procedencia del resto de los hombres que formaron parte de la centuria “Leones de Rota”. De esta manera, Fernando Romero explicaba que otra parte importante del grueso de dicha centuria era la referida a las afiliaciones procedentes de los partidos de derecha o de orden, como los partidos republicanos de derecha, los partidos monárquicos –ejemplo de Renovación Española-, o los partidos accidentalistas como Acción Popular, o la CEDA de Gil Robles.
Contrastando con todo lo anterior, el conferenciante informó que hubo también un gran número de militantes y activistas de izquierdas que se vieron obligados a afiliarse a Falange y a nutrir la centuria de los Leones de Rota, por un lado, por miedo ante las matanzas que se estaban llevando a cabo de militantes de izquierdas, y en segundo término, por amenazas directas hacia ellos por parte de los dirigentes falangistas locales de El Puerto y Rota: tenían que elegir estos izquierdistas entre afiliarse a Falange o ser asesinados... Entre los casos que el historiador documentó, resaltó algunos nombres de izquierdistas conocidos, como José Serrano Reyes, quien había pertenecido a la Junta Directiva del sindicato de jornaleros que existía en Rota; o como el caso de Emilio Caballero González, quien había sido concejal republicano de la corporación del Frente Popular de febrero de 1936 y quien, tras su detención por los golpistas el 21 de julio de 1936, salió en diciembre de ese mismo año del Penal de El Puerto de Santa María “con camisa azul y directamente para el frente de Málaga”; o como Antonio Lucero Manzanero, que había pertenecido al Partido Comunista y había estado recluido en el Penal de El Puerto y obligado a enrolarse en los Leones de Rota.
Sobre este núcleo de activistas de izquierdas que nutrían a la columna de Zamacola, se llegó a rumorear, según explicaba el investigador, que hubo una deserción en masa por parte de ellos cuando se encontraban en el frente de Córdoba, pasándose al lado del Ejército republicano y contradiciendo esta información con la versión oficial franquista que argumentaba que fueron las tropas republicanas quienes diezmaron a la centuria de Zamacola cuando fueron capturados un número muy importante de sus miembros.
Cuando regresaron del frente, una vez terminada la guerra, y tras haber ingresado en diferentes unidades militares franquistas cuando se disolvieron los Leones de Rota, los izquierdistas de la centuria de Zamacola que no habían muerto, son “denunciados por sus antecedentes izquierdistas; son investigados y condenados a varios años de cárcel en el Penal de El Puerto de Santa María”.
Centrándose el ponente en las acciones de los Leones de Rota, continuó amenizando y asombrando al público con una información llena de novedades historiográficas sobre el asunto y subrayó que “por donde quiera que pasara esta mezcolanza de delincuentes comunes, de gente procedentes de organizaciones de derecha (gente ‘de orden’ de toda la vida) y militantes de izquierda que no tuvieron otra opción que afiliarse... fueron dejando un reguero de sangre, de muerte y de violencia que iba desde el asesinato hasta el robo o la violación...”
Un ejemplo documentado de estos desmanes de los falangistas de Zamacola se centra en el caso de la aldea de Benamahoma, donde fueron asesinadas entre 50 y 70 personas, según declaraciones de los propios asesinos ante un juez instructor militar que tuvo que abrir unas diligencias previas para investigar una denuncia realizada contra el que fue comandante de puesto de Benamahoma durante 1936, el cabo de la Guardia Civil Juan Vadillo Cano, y formulada por el alcalde de la población cuando éste en 1939, y aprovechando su nombramiento como alcalde, quiso ajustar cuentas con el cabo por un asunto de dinero que se remontaba al año 1936.
Antes de la ocupación del pueblo de Grazalema acometida a mediados de septiembre de 1936, la centuria de Zamacola estaba acantonada en Benamahoma, que había sido ocupada en los primeros días del golpe de julio de 1936, y según la denuncia mencionada, se le atribuía en aquella época al cabo Vadillo casos de asesinatos de niños, así como de mujeres de izquierdistas huidos.
Según Fernando Romero, “en Benamahoma, lo que ocurre probablemente no es muy distinto a lo que ocurre en otros pueblos porque, por ejemplo, se investiga en Benamahoma si se ha fusilado a un niño de 15 años, pero no se investiga en Villamartín donde se ha fusilado a tres niños de 16 años. O se investiga si, estando el cabo Vadillo en Benamahoma, se ha fusilado a la mujer de un izquierdista huido, pero en Grazalema, que está a 10 kilómetros, han fusilado a 17 mujeres y a un niño que están en una fosa común que se exhumó el verano pasado. Eso no se investiga porque no existe ese conflicto y no hay nadie que intente remover el asunto. Entonces permanece oculto, la información no sale a luz...”
Entre los resultados de esta investigación jurídico-militar franquista que ha llegado a manos del historiador de Villamartín a través de la documentación emanada por la judicatura militar del régimen golpista, se encuentran responsabilidades directas de los asesinatos cometidos en Benamahoma a manos de los Leones de Rota. De hecho, hay un falangista que declaró que llegaron a fusilar a 70 personas, mientras hay otro que sostiene que los asesinatos (“fusilamientos”) afectaron a 50 personas, todos ellos realizados a manos de piquetes mandados directamente, bien por Fernando Zamacola, bien por Agustín Díaz, o bien por Manuel Almendro, aunque éste último atribuía las órdenes de los asesinatos al cabo de Benamahoma, y éste al sargento de El Bosque quien reenviaba dicha responsabilidad al cabo, quedando vacío el apartado de responsabilidades directas de las órdenes para la realización de las ejecuciones extrajudiciales acometidas en la zona.
A pesar de este incoveniente, y a raíz de investigaciones recientes, se sabe que “tanto la Guardia Civil, como los mandos militares provinciales y los gobiernos militares, sabían a quienes se detenía y a quienes se fusilaba, y que los comandantes de puestos tenían que dar el visto bueno para que se detuvieran o fusilasen a cualquier persona...”
Entre las declaraciones realizadas ante el juez instructor militar que investigaba el caso de Benamahoma, Fernando Romero leyó parte de una efectuada por uno de los Leones que estuvo allí, Manuel Pérez Mateo, que a continuación transcribimos por su interés historiográfico:
“En el tiempo en el que el preguntado estuvo en Benamahoma, fueron fusiladas unas 50 personas, entre ellas algunas mujeres. Esto era efectuado por una escuadra de Falange que se nombraba para dicho servicio, pero desconoce de quién procedía la orden de fusilamiento, y que ellos se limitaban a cumplir lo que les ordenaba el jefe de escuadra en cuyo cargo alternaban Fernando Zamacola, Agustín Díaz y Manuel Almendro” .
Por otro lado, Antonio Florido, otro falangista, llegó a declarar que dejaron de ir al bar a tomar café porque el propietario “nos ponía mala cara porque a su mujer la habíamos pelado”, en clara alusión al rapado que se les imponían a las mujeres como castigo, tortura o vejamen.
Entre las denuncias existentes, no se escapaban tampoco las denuncias por robo y expolio que atribuían a los falangistas el hecho de quedarse con las propiedades, con los muebles y con las posesiones de la gente de Benamahoma. Asimismo, las denuncias por violaciones tampoco fueron ajenas y, aunque se le acusaba exclusivamente al cabo Vadillo de haber cometido este tipo de actos, esto último se desmiente debido a la declaración de una mujer víctima de una violación, realizada en 1939 ante el juez instructor cuando ésta era una muchacha de 18 ó 20 años en 1936, y culpa directamente del aquel agravio a Fernando Zamacola, tras haber tenido en 1936 una visita de un falangista a su vivienda y haberla obligado a acompañarle para dirigirse al cuartel de Falange con el fin de hacerle unas preguntas. Esta es parte de su declaración ante el juez instructor militar:
“En vista de su actitud, se decidió acompañarlo, y por el camino, cerca del cuartel de Falange, se unió a ellos Zamacola, el cual llevaba la llave del matadero. Al llegar a este edificio, cerca de la alameda, entró la declarante con Zamacola, cerrando con llave por fuera el otro falangista que se marchó. Seguidamente, Zamacola le levantó la ropa, dejándole desnuda y abusando de ella en una cama de Felipe, el municipal. Después quiso darle dinero que ella no aceptó, marchando después a su casa, y por el camino se les unió el falangista referido, el cual la cogió por el brazo, tratando de llevarla hacia el barranco que había al lado de la alameda, pero la dicente dijo que se dejaría matar, pero que nadie más abusaría de ella...”
Nos recordaría el historiador que Benamahoma en el año 1936 ni siquiera era un municipio, era sólo una aldea en la que fueron asesinadas entre 50 y 70 personas, dándonos este ejemplo una idea del nivel de represión que los golpistas llegaron a aplicar a la población:
“...Sabemos quienes eran los Leones de Rota que estuvieron en esa época allí durante los meses de agosto y septiembre de 1936. Estuvieron los hermanos Zamacola, Manuel Almendro y Agustín Díaz, que eran los dos subjefes de la centuria, y con ellos también estaban Manuel Pérez Mateo, Manuel Gutiérrez Ruiz, Antonio Florido Fénix, José Patino Sánchez, José Bejarano Verano, Juan López Gutiérrez, Rafael Galea Puisegut ...
Si en cada uno de los pueblos por donde pasaron se hubiera abierto una investigación de este tipo en la posguerra, por este tipo de conflictos internos entre los que pertenecían a la cúpula franquista de los pueblos, quizás podríamos saber lo que ocurrió pueblo a pueblo y empezar a sumar el número de muertes que tuvo Zamacola a sus espaldas...”
Siguió el conferenciante profundizando en el tema, aseverando que el mismo Fernando Zamacola declaró haber fusilado a prisioneros de guerra, con motivo de la apertura del juicio contradictorio que se hizo para valorar si Zamacola era merecedor de la Cruz Laureada de San Fernando, distinción honorífica a la que fue propuesto por su papel en la campaña de Málaga, en la batalla de Estepona, donde obligó a replegarse al “enemigo” en la Loma de Saladavieja. De esta manera, todos los mandos militares superiores declararon a su favor, y en la declaración que él hace cuenta todo de su puño y letra:
“Y al llegar a un punto de la playa, me encontré al General de División Queipo de Llano, que había visto a un grupo de prisioneros que había allí. Preguntó quiénes eran, y cuando le dijimos que eran carabineros, mandó que los fusiláramos, cosa que inmediatamente se hizo...”
Finalmente no se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando, pues según refirió el ponente eso fue debido probablemente a que, mientras se estaba tramitando el expediente de la mencionada distinción honorífica, llegó directamente al Cuartel General de Franco, en Burgos, una denuncia procedente de un derechista de El Puerto de Santa María que firmaba con iniciales, quien denunciaba una serie de situaciones bastante censurables que se estaban dando en El Puerto de Santa María y en el cúpula de Falange de dicha localidad. Según esta denuncia anónima -que salpicaba a los hermanos Zamacola, el Jefe Local de Falange, a todos los mandos de la centuria de los Leones y al que había sido comandante militar de El Puerto de Santa María en el año 36- se señalaba a los hermanos Zamacola y a sus falangistas como auténticos pistoleros, como matones que se habían convertido en los dueños del pueblo, llegando a extorsionar a los bodegueros y a los comerciantes a punta de fusil y de pistola.
En dicha denuncia se podía leer la siguiente información sobre Fernando Zamacola:
“El Puerto de Santa María tuvo la desgracia, en tiempos de la canalla marxista, de sufrir elementos extraños a ella, y que fueron los principales culpables de todo cuanto después venía ocurriendo. Pues bien, hoy, después del Glorioso Movimiento Salvador del Ejército, se encuentra esta ciudad gobernada por los hermanos Zamacola, que tampoco son hijos de esta ciudad, destacándose de ellos Fernando, el cual, demostrando su poca inteligencia ha conseguido rodearse de toda la hez comunista, al permitir que ingrese en Falange, y de unos prisioneros que consiguió sacar del Penal de esta población. Él es, a juicio de cualquier persona sensata, el principal culpable de cierta parte de lo que viene ocurriendo en El Puerto de Santa María...
(...) En algunos pueblos de la provincia de Málaga llegó a decirse, al paso de ellos, que si la Falange era aquello, pues se habían dedicado al saqueo más inicuo que puede decirse, pues aquí han llegado camiones con los robos por ellos perpetrados, que si ellos eran la Falange, que entonces preferían que volviesen los rojos...”

Tras esta denuncia -siguió ilustrándonos Fernando Romero- se inicia una investigación que hace elaborar diferentes informes, tanto los del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María como los de la Policía de esta población. En el año 1937 la Policía de El Puerto, por ejemplo, confecciona un informe sobre Domingo Zamacola al que se le acusa, entre otras cosas, de secuestro y violación de las mujer de un político izquierdista y también de extorsión a ciertos industriales de la población:
“En cuanto a su actuación, (...) era el Jefe Local de Falange en el momento de iniciarse el Movimiento, aunque estaba en la cárcel de donde fue liberado al llegar las fuerzas del Ejército. Es del dominio público que hallándose en los pueblos de la sierra, al principio del Movimiento, cometió muchas inmoralidades por ser juerguista y gastador.
En esta ciudad, en El Puerto, siendo Jefe de Milicias, sacó de la cárcel a Luisa Rendón Martel, la mujer del diputado comunista Daniel Ortega Martínez, y la llevó a su domicilio, teniéndola allí hasta que la misma madre del Domingo fue a la Comandancia Militar a suplicar que sacasen de su casa a dicha mujer.
Durante su actuación como jefe de Falange en esta ciudad, también se sabe que amenazó a varios industriales para que entregasen fuertes sumas de dinero, siendo algunos de ellos don Daniel Martínez, don Luis Suárez..., a los cuales amenazó, y ellos pueden aportar detalles directamente. A otro industrial, don José Dosal, también le exigió una fuerte suma, llegando a ponerle el cañón de la pistola en el pecho para obligarle.
En general, se comenta mucho que este individuo frecuenta mucho los cabarets y las casas de latrocinio, haciendo buen gasto sin que se le conozca propiedad ninguna...”
Concluyó este episodio Fernando Romero informando que el juez instructor que llevaba a cabo la investigación la paralizó durante tres años, tras los cuales, y con Zamacola ya muerto, los servicios de justicia deciden darle carpetazo al asunto...
Tras la didáctica intervención de este historiador se abrió un ameno turno de preguntas entre el público a las que Fernando Romero respondió con interés, llegando a completar definitivamente toda la información que hasta ahora posee de los Zamacolas y los Leones de Rota. Finalizada la conferencia, el público pudo ilustrarse además de la proyección del documental que se emitió sobre testimonios orales de familiares y testigos de la represión en esta zona de la provincia de Cádiz, y que fue elaborado cuidadosamente por la Asociación Memoria Histórica de Rota.

Día 26 de agosto: “Luces y Sombras de la Historia de Chipiona. Segunda República, Guerra Civil y Represión Militar”
La ponencia presentada por el joven historiador Sebastián Guzmán Martín se basó en el libro editado en 2008 con mismo título sobre la represión en la población chipionera en donde se documenta la detención preventiva de 60 personas y el asesinato de 33 chipioneros sin formación de causa alguna.
En su exposición, el autor dividió el tema en cuatro apartados que coincidían con las etapas históricas de la represión ejercida por los golpistas en las zonas de retaguardia o de ocupación golpista. De esta manera, en una primera fase de la represión chipionera, se cometieron los asesinatos al amparo del Bando de Guerra, y en unas condiciones de represión descontrolada o “terror caliente” que hicieron que fueran “fusilados sin formación de causa los principales sindicalistas y autoridades de los municipios”.
La segunda etapa la centró el historiador en la “justicia militar” mediante la cual “fueron juzgados en Chipiona autoridades civiles, sindicalistas y gente de reconocida afiliación izquierdista sobre la base de la ‘justicia al revés’. Es decir fueron juzgados y condenados por rebelión militar y oposición a un régimen que había entrado a través de un golpe de estado. Esta es la gran paradoja del franquismo...”
A medida que la conferencia se desarrollaba, el autor seguía desgranando la maquinaria represiva de los golpistas en la localidad de Chipiona, recordando que la entrada en vigor de la Ley de Responsabilidades Políticas, que afectaba a todas las personas que habían tenido alguna actividad política o sindical a partir del primero de octubre de 1934, hizo que fueran expedientados en Chipiona 31 personas, entre las que se encontraban diez personas asesinadas con anterioridad por los golpistas, y a las que se les incautaron todos sus bienes y propiedades.
Sebastián Guzmán siguió avanzando, profundizando sobre el tema y realizando reflexiones coherentes que acompañaban continuamente su discurso. Un discurso en el que se podía apreciar la implicación del historiador con la recuperación de la memoria histórica, llegando a decir que “nada de lo sucedido en pueblos como Rota, o como Chipiona, tiene otra lógica que el exterminio sistemático de una parte de la población...” De hecho, el conferenciante llegó a rescatar las instrucciones dadas por el director del golpe de estado, el general Mola, meses antes de que se iniciara al acto sedicioso de julio de 1936. Según dichas instrucciones dadas “la acción ha de ser en extremo violenta, para reducir lo antes posible al enemigo. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelga...”
Tampoco pudo el historiador dejar de profundizar en la creación de la Causa General y en el origen de la mentira y la invención de la propaganda franquista para justificar los crímenes de los golpistas, atribuyendo a los republicanos “hechos truculentos y desgarradores que realmente nunca habían ocurrido”. Según el autor “estas falsas atrocidades solían pregonarse en las localidades para arengar a la población y justificar las matanzas a las que se vieron sometidos los municipios españoles al paso de las tropas. En esta misma línea nació la Causa General, el 26 de abril de 1940, que trató de justificar los abusos y crímenes cometidos por el bando nacional. Se creaba con ella la teoría del ‘terror rojo’ que, según dice su articulado, ‘los abusos y crímenes sufridos en las provincias que padecieron el terror rojo habían motivado el Alzamiento’...”
Aunque los motivos que generaron la aparición de la llamada Causa General estriba en la justificación del golpe de estado de julio de 1936, la instrucción de la misma se ha convertido, en palabras de Sebastián Guzmán, “en un arma en contra del régimen franquista, ya que a pesar de recuperarse y recopilarse numerosa información sobre actuaciones de fuerzas republicanas contra derechistas, muchos de los pueblos contestaron negativamente a la petición de abusos cometidos. Tal es el caso de Chipiona, en el cual, en el año 1941, el Instructor General solicita que fueran reseñadas las personas que, siendo vecinos del término municipal fuesen asesinados en la que fue zona roja. La contestación por parte de la corporación municipal chipionera se hizo de forma negativa al no haberse dado caso en que vecinos de esta localidad fueran asesinados en la que fue zona roja...”
Otro apartado importante en la exposición del conferenciante fue el relacionado con las viudas y huérfanos, quienes “sufrieron de forma más directa esta gran tragedia... Son ellos quienes constituye el grueso de los represaliados”. También expuso otras cuestiones, especialmente las relacionadas con los tratos vejatorios que aplicaban los golpistas, describiendo con crudeza que “entre las represalias más comunes tenemos el rapado que sufrieron las mujeres, hermanas y madres de los rojos, y que consistía normalmente en conducirlas a la plaza del pueblo, raparle completamente la cabeza, a excepción de un mechón que se le recogía con una moñita, normalmente también con la cinta de la bandera nacional, y luego se les hacía beber un purgante que consistía, bien en aceite de ricino, o en una rebanada de grasa de carro, y se les paseaba por el pueblo mientras que por el mejunje ingerido se hacían sus necesidades mientras recibían las burlas de los vecinos y de sus mortificadores...”
De esta manera, el cuerpo del discurso del historiador terminó tomando forma definitiva cuando concluyó su descripción sobre la represión golpista, afirmando que “la represión no sólo fueron las detenciones, asesinatos y consejos de guerra. Son mujeres rapadas y vejadas públicamente; madres e hijos que quedaron señalados como viudas y huérfanos de los rojos, los que después de muertos fueron incluso expedientados por la Ley de Responsabilidades Políticas; maestros depurados e, incluso, libros expurgados de las bibliotecas por considerarse desviadores de la conducta y de la moral de los vencidos. Una represión que, a todos los niveles, trató de arrancar de raíz las 'malas hierbas' que había sembrado la República...”
Sobre las responsabilidades de los asesinatos cometidos en Chipiona, el historiador señaló que “hay un dirigente local de Falange al que señalan todo el mundo” -en clara alusión al Jefe Local de Falange, Emilio Caballero- y que éste iba de la mano con el comandante militar de Chipiona, refiriéndose al teniente de carabinero Vicente Hernández Ramajo. Al parecer, ambos solían ir en el mismo taxi a recoger a los reclusos para su asesinato, y en una ocasión, cuando se dirigían para efectuar una de sus siniestras operaciones, el taxi atropelló a una liebre que fue recogida por el falangista quien dijo “cuando hayamos acabado con esto nos la vamos a comer con arroz...”
Existen también testimonios de familiares de las víctimas, como los de Manuel Peralta Cuevas, asesinado en el antiguo cementerio de Rota –hoy en día transformado en el parque del Mayeto- que señalan al cabo Arias como unos de los asesinos reconocidos de la zona. El mismo cabo Arias fue a buscar a Ana Mª Cuevas García, madre de Manuel Peralta, y confesarle con un evidente humor sádico las palabras siguientes: “esta noche, con este dedo, he apretado el gatillo con el que he matado a tu hijo”.
Preguntado el ponente sobre el papel que jugó la Iglesia Católica en el golpe de estado y en la represión franquista, la respuesta del historiador no pudo ser más explícita:
“La Iglesia mantuvo que la Guerra Civil fue una Cruzada contra el marxismo y los que cayeron por el bando nacional fueron mártires. Ese es el papel que ha mantenido la Iglesia y yo no soy consciente de que todavía haya pedido perdón por haber apoyado los crímenes que se cometieron. En Chipiona hubo un famoso cura, de quien se dice que, no contento con que de una familia fuesen fusilados dos –pues se había indultado a un tercero- hizo subir a este tercero al campanario para ver si se caía con la excusa de arreglar el tejado, sin tener esta persona conocimientos de carpintería ni albañilería. Finalmente no se cayó, pero fue encerrada esta persona en el Penal de El Puerto de Santa María donde murió de inanición...”
Entre las intervenciones del público queremos destacar la de la Presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda”, María José Ruiz, quien comenzó opinando sobre el concepto de Justicia y sobre la obligación de ampliarlo, argumentando que no es suficiente con recuperar sólo los nombres y cuerpos de las víctimas, sino que además habría que ir eliminando los símbolos del golpismo y del franquismo de las calles y desmantelar de este modo lo que se ha ido construyendo en ese sentido durante décadas.
Disertó sobre el papel de la Iglesia Católica y dio ejemplos de cómo ésta pretende mantener hoy en día una visión bastante sesgada de la Historia, especialmente del período que se estaba tratando. Recordó que entre finales de marzo y principios de abril de 2008 -poco antes de la celebración de las II Jornadas de Memoria Histórica de la Ciudad de Jerez, organizadas por nuestra Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda”- la Unión de Hermandades de Jerez y el Obispado de la Diócesis de Asidonia-Jerez realizaron un ciclo de conferencias que con el nombre de “La II República Española y la Religiosidad Popular” sirvieron para hablar “barbaridades sobre lo que hicieron las izquierdas durante aquel período histórico” y para llegar a la conclusión de que “la izquierda española tenía que pedir perdón a la Iglesia por haber realizado una persecución contra ella equiparable a la que hicieron los romanos contra los cristianos”.
Quienes estuvimos asistiendo a ese ciclo de conferencias supimos que la Presidenta de “Jerez Recuerda” se estaba refiriendo concretamente a la realizada por Luis Pío Moa el día 1 de abril de 2008 que obligó al Secretario de nuestra Asociación a intervenir y tomar la palabra a pesar de la numerosa asistencia de extrema derecha -que junto a un público eminentemente conservador, ocupaba por completo el Auditorio Juan Pablo II del Obispado- y a pesar también de su irascible reacción cuando éste intentó desmontar con argumentos las extravagantes teorías de este oscuro personaje.
Concluyó la Presidenta de “Jerez Recuerda” con una reflexión acerca de cómo la memoria histórica tendría que ser una referencia para analizar la situación actual y conocer qué es el fascismo porque “éste campa libremente por nuestras calles por medio de las actitudes fascistas que se pueden observar entre una parte de la población, aunque actualmente no exista un partido fascista fuerte”.

Día 27 de agosto: “Memoria y Literatura”
Fue Almudena Grandes quien cerró la serie de conferencias de estas IV Jornadas de Memoria Histórica de Rota, y la cerró desde una perspectiva muy literaria y personal, iniciando su exposición básicamente con una crítica objetiva hacia la historia oficial y, especialmente, hacia la manipulación que la historiografía franquista ha realizado con la historia contemporánea de España, dándonos ejemplos variados que avalaban el cuerpo de su discurso.
Uno de estos ejemplos fue el episodio del asalto al Cuartel de la Montaña en Madrid el 19 de julio de 1936, del que sólo se ha dado a conocer oficialmente la versión franquista, y del que se sabe realmente que los golpistas tendieron una trampa cuando éstos, encerrados en dicho lugar, izaron una bandera blanca para, posteriormente, acometer una masacre contra los “paisanos desarmados” cuando éstos se acercaban al cuartel para ver in situ los acontecimientos que estaban ocurriendo, muriendo casi un centenar de personas y provocando, inevitablemente, la “reacción virulenta y tremenda de los asaltantes que, cuando finalmente los oficiales del cuartel se rindieron de verdad, asesinaron a una serie de oficiales en el patio del Cuartel de la Montaña... de tal manera que el 19 de julio de 1936 hubo dos masacres, pero la Historia sólo ha registrado una. La historiografía franquista tuvo muchísimo cuidado de borrar hasta el último resto de aquella bandera blanca y de las muertes que originó...”
Continuó la autora de “El Corazón Helado” en el discurso y subrayó la importancia que tenía el hecho de que los historiadores españoles hubieran tomado en sus manos la historia contemporánea de España, desmantelando la idea de que ésta sólo es un asunto extranjero, de historiadores anglosajones básicamente. También afirmó que los historiadores serán los que inclinarán definitivamente la balanza en dirección al restablecimiento de la tradición democrática española, identificando a ésta con la tradición republicana porque “aunque haya mucha gente que le moleste, no hay otra tradición democrática en la historia de España”.
Fue igualmente muy crítica con las reelaboraciones de muchos conceptos utilizados por la historiografía franquista, entre los que se encuentran la idea de “rebelión” o la de la palabra “nacional” las cuales -y aunque la escritora no utilizó exactamente la expresión- supusieron una paradoja entre unos golpistas que se rebelaron contra el poder legalmente constituido, arrogando el hecho de rebeldía a sus enemigos, con un ejército compuesto de “70.000 italianos, 20.000 alemanes y 110.000 mercenarios marroquíes”, al que se le denominaba “nacional”.
Cuando habló sobre la Transición española, la escritora madrileña afirmó que, para la mayoría de los españoles “fue algo muy parecido a una secuencia de Mary Poppins: alguien dijo a todos los españoles 'cogeos todos de las manos y vamos a saltar esta raya que hemos hecho en el suelo'... Y antes había dictadura, ahora no hay dictadura; antes no había democracia, ahora hay democracia; antes no había parlamento, ahora hay parlamento; antes no había rey, ahora hay rey; antes no éramos modernos, ahora somos modernos... Nos cogimos de las manos, saltamos y, de alguna manera, el proceso moral de la Transición se pareció a eso para mucha gente...”
No obstante, Almudena Grandes, sostuvo que creía que la Transición “fue el resultado de lo que una generación de españoles que vivieron momentos duros, momentos complicados” y que esa generación de españoles “en aquel momento hizo lo que creía que tenía que hacer y a mí eso me parece muy respetable”, terminando por sentenciar que “lo que no puedo respetar es que se nieguen a que la siguiente generación de españoles haga lo que cree que tienen que hacer” y mostrando su desacuerdo con “esa sensación, o esa afirmación, de que la Transición es algo perfecto y que no se puede tocar como si aquella generación fuera infalible, y las decisiones que tomó –los acuerdos a los que llegó- no pudieran de ninguna manera modificarse”.
Del mismo modo, fue bastante crítica con la izquierda española que regresó del exilio al “ser la primera en renunciar a su propia tradición en aras de una especie de paz social que yo creo, que más de treinta años después, o sea, ahora mismo, ya carece completamente de sentido”. Inmediatamente después siguió avanzando la ponente, dándole sentido a estas últimas afirmaciones:
“Yo creo que lo que está en juego no es sólo el pasado, la historia o la memoria de España. Está en juego nuestro presente y está en juego el futuro de nuestros hijos. Vivimos en una democracia sin raíces, un estado construido en el aire, dibujado con tizas de colores sobre la baldosa de una acera. España es un país anormal y ya va siendo hora que sea normal.
Las democracias europeas, que nos sirvieron de modelos durante tantos años, se fundaron a sí mismas; afirmaron sus propias declaraciones de fundación; era una continuación natural de la lucha antifascista que se libró en sus territorios durante la II Guerra Mundial. La única nación de Europa que se levantó en armas contra el fascismo, que fue España precisamente, en lugar de haber optado por seguir ese modelo, sigue mirando su pasado antifascista en el espejo deforme que los franquistas crearon para convertirlo en un estigma sangriento.
Yo creo que perseverar en ese tipo de consideraciones, con independencia de algunas intenciones con las que mucha gente intenta tapar las bocas de quienes pretenden conocer la verdad, es hasta cierto punto hacer apología del fascismo. Creo que una nación democrática no puede mantener vínculos de ninguna clase con una dictadura militar que creció, y que se desarrolló, sobre el cadáver, no sólo de un estado democrático, sino de cientos de miles de cadáveres más. Creo que esa actitud es injusta; es incomprensible. Pero además es muy insana, profundamente insana. Quizás, por eso, ningún partido de derecha democrática, en ningún país de Europa, ha dejado nunca de condenar su propia experiencia fascista, y en esto España también es una excepción. Y creo que ya no hay motivos para tener miedo de nada; creo que el último peligro que nos amenaza es el silencio que hasta hace poco tiempo parecía una enfermedad crónica de este país...”
Siguió la escritora perfilando la idea que estaba exponiendo y se retrotrajo a la generación de los abuelos para explicar el origen y genealogía de la memoria histórica en España, terminando por centrarse en la generación de los nietos que, en contraste con la de los hijos que se crió en el silencio, empezó a buscar respuestas, especialmente cuando estos nietos alcanzaron una media de edad de 40 años. Esta idea que sostenía Almudena Grandes le sirvió para introducir algunos aspectos de su última novela -así como para resaltar otros relacionados con la literatura, la historia y la memoria histórica- de la siguiente manera:
“Yo creo que desde esa perspectiva, muchos españoles hemos hecho lo que nos tocaba. Ha habido gente que ha fundado asociaciones, ha habido gente que ha hecho reportajes, ha habido gente... bueno, como yo soy novelista, escribí una novela que se titula “El Corazón Helado”; una novela que pretende ser precisamente eso, que pretende resultar la versión de los nietos...
No es una novela sobre el pasado, sino una novela sobre el presente; no es una novela sobre la historia, sino una novela sobre la memoria. Es el único de mis libros en el que, en vez de contar una historia del pasado, el pasado es un pretexto para el presente...
Al asomarse de puntillas, sólo de puntillas, sobre la versión oficial de la historia de España del siglo XX, cualquier narrador puede encontrar un filón verdaderamente insondable, porque allí hay miles de historias, de personajes. Hay millones de historias para contar, algunas tan fuertes, tan brutales, tan literarias, en definitiva, que ni siquiera se pueden escribir porque la literatura se diferencia de la historia en que la historia reconstruye la verdad, pero la literatura obedece a otras reglas. Un escritor y un historiador somos figuras casi antagónicas, porque un historiador tiene que contar algo que ha ocurrido de verdad, aunque parezca mentira... En cambio, un escritor, lo que hace es inventarse de cabo a rabo una historia que es mentira, pero que tiene que parecer verdad, porque la verdad literaria es la inverosimilitud, no la verdad...
Pero los escritores tenemos las manos mucho más libres y tenemos una ventaja, aparte de la libertad: la ventaja de la emoción, porque el territorio natural de la literatura es la emoción, y con lo que tiene que ver es con la emoción. Igual que los lectores leen para emocionarse, o buscando esa emoción suprema de un libro escrito por alguien que no te conoce te hable de ti, los escritores avanzamos en ese territorio de la emoción que hace que la historia de España del siglo XX sea un gran tema para cualquier escritor. Por eso me considero muy afortunada por haberlo encontrado.
Peter Weiss, el gran dramaturgo alemán, vino mucho a España en los últimos años de su vida, en los años setenta. Venía aquí, venía a España, viajaba por España, estaba mucho en Madrid, en la Plaza de Santa Ana, y hablaba con la gente. Él tenía el propósito de escribir una obra sobre un país que le impresionaba, porque en él la gente había muerto por sus ideas.
A Weiss la muerte le sorprendió a traición, antes de tiempo, y con esta obra inconclusa. Nunca llegó a terminar su obra sobre España y sobre la gente que moría por la libertad, pero yo creo que él sabía algo de lo que la mayor parte de los españoles no se han dado cuenta todavía, y ese algo es que la II República y la Guerra Civil Española constituye uno de los grandes momentos de la Historia de la Humanidad. Por eso estamos nosotros aquí esta tarde, y por eso esta historia no se va a acabar nunca. Muchas gracias.”


Palabras finales.
Tras los aplausos que se dieron al finalizar la intervención de Almudena Grandes, tomó la palabra Mercedes Rodríguez, Presidenta de la Asociación Memoria Histórica de Rota, para agradecer al numeroso público su asistencia y a todas aquellas personas que han hecho posible las IV Jornadas de Memoria Histórica de Rota, concluyendo de esta manera:
“Estamos muy satisfechos por la acogida del libro y del video. Espero que os ayude a comprender mejor lo que sucedió en Rota, igual que en su elaboración nos sucedió a nosotros, a Pedro y a mí, al descubrir que estas personas que fueron fusiladas y represaliadas eran personas de bien, comprometidas con la época que les tocó vivir en nuestro pueblo, luchando por un futuro mejor para nosotros.
Como dije la primera noche, Memoria Histórica de Rota tiene los objetivos de dignificar la memoria de aquellos roteños a los que les quitaron sus vidas en el verano de 1936. Precisamente ayer, el 26 de agosto, hace ahora 73 años, fueron fusilados trece y uno de ellos era mi abuelo...
Nuestra democracia tiene una deuda con ellos. No deberíamos olvidarlo y dejarlos tirados en cualquier fosa de cualquier cementerio y en cualquier cuneta. Ellos se merecen algo mejor...”

jueves, 20 de agosto de 2009

LAS ASOCIACIÓN "JEREZ RECUERDA" ACUDIÓ A ALCALÁ DEL VALLE AL ACTO DE PRESENTACIÓN DE UN LIBRO SOBRE LA REPRESIÓN GOLPISTA ESCRITO POR FERNANDO ROMERO



La obra, editada por el Ayuntamiento de Alcalá del Valle, ha tenido el patrocinio de la Consejería de Justicia y Administración Pública de la Junta de Andalucía, y la producción editorial ha correspondido a Editorial Tréveris.

El Edificio Centro Cultural de la Biblioteca Municipal de Alcalá del Valle fue escenario el pasado día miércoles 29 de julio de la presentación del último libro del historiador Fernando Romero Romero titulado “Alcalá del Valle. República, Guerra Civil y represión. 1931-1946”. Como suele ocurrir en las poblaciones de la serranía gaditana, tanto las instituciones como la ciudadanía participaron activamente en este acto que dejó de relieve el interés que mostraron los asistentes por conocer no sólo la historia local alcalareña, sino la propia historia familiar de los vecinos y vecinas de Alcalá del Valle y las desgraciadas consecuencias que el golpe de estado de julio de 1936 trajeron para los mismos.
Mediante la lectura de esta obra, el lector se adentra en parte de la historia de la localidad desde el período que comprende las elecciones municipales de 1931 y la constitución del primer Ayuntamiento republicano-socialista hasta el año 1946, en plena dictadura franquista, pudiendo observar que el mayor espacio que dedica el autor en su libro es el referente a la segunda parte del mismo titulado “Guerra Civil y Represión”, donde se documenta las vicisitudes del pueblo desde el momento del golpe de estado de julio de 1936 –con la resistencia popular por un lado, y la ocupación final de Alcalá del Valle por los golpistas por el otro- hasta su desenlace más dramático y terrible para una población que tuvo que soportar, igual que el resto de los pueblos del Estado español, la brutalidad del odio y la puesta en práctica del plan de exterminio que portaba el programa de los rebeldes.
Un libro altamente recomendable si se quiere conocer más a fondo una etapa histórica que todavía hoy se nos muestra borrosa y llena de lagunas gracias a la propaganda y manipulación que las instituciones del régimen dictatorial franquista lograron introducir tanto en sus libros de “historia” como en las mentes de millones de españoles que tuvieron que sufrir a lo largo de décadas un concienzudo lavado de cerebro que favoreció la amnesia colectiva. El propio autor, en la introducción a su obra, expone acertadamente esta idea de la manipulación histórica, del mismo modo que explica las razones que le han llevado a investigar la historia de la represión golpista en Alcalá del Valle.
A continuación facilitamos la transcripción de parte de dicha introducción inserta en el mencionado trabajo que se pudo adquirir por el precio popular de cinco euros:
<<...No es la primera vez que se escribe sobre Alcalá del Valle durante la Guerra Civil. El primer texto específico que conozco es un artículo periodístico firmado por el falangista Antonio Solís Pascual que se publicó en enero de 1937 en el diario falangista Águilas, donde se relata la primera entrada de las columnas sublevadas en el pueblo. Algunos meses después apareció en el mismo medio un texto anónimo con motivo del primer aniversario del golpe militar. Se titula “18 de julio de 1936. Alcalá del Valle”. Da algunos datos sobre la actividad propagandística del jefe de Falange antes del golpe, pasa casi de puntillas por el 18 de julio –que en Alcalá fue un fracaso- y luego se centra en la ocupación del pueblo por la columna Mora-Figueroa el 25 de agosto, a la que dedica dos tercios del texto. Realza el arrojo de los valientes falangistas que lucharon contra los rojos hasta que la llegada de refuerzos puso en fuga a los enemigos y a continuación remata el texto con una rápida referencia a la reanudación de las actividades de Falange a partir de la ocupación. Lo que omite el texto es que los falangistas recibieron orden de replegarse a Olvera y Alcalá continuó siendo rojo durante tres semanas más. Probablemente esta retirada afeaba el papel que tuvo la Falange en la conquista de Alcalá y por ello se prefirió omitirlo. Todo un ejemplo de memoria selectiva.
Tampoco es la primera vez que el Ayuntamiento alcalareño promueve la publicación de un texto sobre la Guerra Civil en el pueblo. Ya lo hizo en enero de 1939, cuando la Guerra Civil aún no había terminado. En la documentación contable de ese año se conserva un recibo de 23 de enero de Julio Ateneo, que cobró 25 pesetas –dice textualmente-
“en concepto de gratificación por mis trabajos de información como periodista, con referencia a la obra que vengo realizando sobre los hechos ocurridos en esta villa durante el movimiento marxista, que se publicará en el periódico en el Diario de Huelva”. El periodista cobró su trabajo, pero no sé si el artículo llegó a publicarse. En el Diario de Huelva he encontrado varias entregas del “viaje sentimental” de Julio Ateneo “por los pueblos de la España liberada”, pero la colección que he consultado está incompleta y el artículo sobre Alcalá pudo publicarse en uno de los números que faltan. De todos modos, publicado en la España sublevada de Franco cuando la campaña bélica aún no había concluido, es fácil suponer que el relato de Ateneo sería, si no tendencioso, al menos parcial e incompleto, pues lo único que a sus patrocinadores les interesaba publicar es el daño que las izquierdas causaron mientras dominaron la población. El acta del pleno en el que se aprobó la cuenta presentada por el periodista dejó bien claro de qué se trataba: “gratificación por sus trabajos periodísticos de propaganda de los desmanes marxistas realizados en esta localidad”.
Eduardo Juliá Téllez, el director del diario gaditano
La Información y cronista de la Diputación provincial de Cádiz, publicó en 1944 un libro sobre la Guerra Civil en la provincia que dedica una página a Alcalá. La fecha de edición, el título –Historia del movimiento liberador de España en la provincia gaditana- y la frase que abre el capítulo –“La barbarie roja también dejó huellas de sangre en Alcalá del Valle”- ya nos avisan de lo que podemos encontrar en él. Probablemente se nutre de información proporcionada por el Ayuntamiento alcalareño y prácticamente se limita a enumerar –con varios errores- las víctimas que la violencia izquierdista causó en Alcalá. A partir de ahí lo único que se ha ido publicando sobre la Guerra Civil en Alcalá son algunos datos sueltos sobre las operaciones militares y ocupación del pueblo en los libros del coronel Martínez Bande, el falangista José Mora-Figueroa y otros más recientes. Prácticamente todo estaba por hacer.
La información que he manejado procede fundamentalmente de archivos. Los que mayor volumen de documentos e información han aportado son el municipal de Alcalá y el del Tribunal Militar Territorial nº 2 de Sevilla. También he consultado los del Juzgado de Paz de Alcalá –donde he recibido un excelente trato por parte de Manu Barriga-, el parroquial, el de la Diputación de Cádiz, Histórico Provincial de Cádiz e Histórico Nacional de Madrid. He contado con información que me proporcionaron los amigos y compañeros de investigación José Luis Gutiérrez Molina, Francisco Espinosa Maestre y José María García Márquez. Además de las fuentes archivísticas, hemerográficas y bibliográficas, he recurrido a testimonios orales. También lo ha hecho el historiador Jesús Román, autor del Mapa de Fosas de la Sierra de Cádiz, con quien he mantenido un provechoso intercambio de información.

La investigación no se ha circunscrito al período de la Guerra Civil. Comprende desde la etapa republicana hasta la represión de posguerra. Aunque haya algunas referencias a los antecedentes, el relato comienza en 1931 con las elecciones municipales de abril y la proclamación de la II República. Fijar en 1946 el límite cronológico final del título puede parecer un tanto pretencioso, pero tiene su razón de ser. La Guerra Civil terminó en España el 1 de abril de 1939. En Alcalá dos años y medio antes, el 18 de septiembre de 1936. A partir de esa fecha cesaron las operaciones militares en la zona y lo que siguió fue la institucionalización del golpe y la represión de retaguardia y de posguerra. La que ha marcado el límite cronológico final es la segunda. En Alcalá se estuvo fusilando hasta finales de 1936 o comienzos de 1937 y también hubo alcalareños ejecutados fuera del pueblo hasta 1941. Pero represión no fueron sólo los asesinatos y ejecuciones. Otra de las modalidades que se han estudiado en este trabajo es la privación de libertad, el encarcelamiento. Ésa es la que ha acotado la fecha de cierre: el último preso político alcalareño de la Guerra Civil recobró la libertad en 1946...>>

domingo, 16 de agosto de 2009

"JEREZ RECUERDA" PARTICIPÓ EL PASADO 26 DE JULIO EN EL HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DEL GOLPISMO DEL 36 EN EL CEMENTERIO DE SAN JUAN BAUTISTA EN CHICLANA


Según Pedro Jiménez, uno de los portavoces de la Asociación de Chiclana, ya ha habido un encuentro con el Ayuntamiento de Chiclana, cuyo objetivo será obtener la colaboración del alcalde de la localidad, José María Román, para la construcción de un monolito en recuerdo de las víctimas homenajeadas en el día de hoy.

La mañana del domingo 26 de julio en Chiclana de la Frontera fue una jornada de luto riguroso por la memoria de las víctimas del golpe de estado de 1936 y de la dictadura franquista, en donde ondearon las tres banderas históricas representativas en la Chiclana de preguerra: la republicana y la de los sindicatos U.G.T. y C.N.T. Banderas que representaron a diferentes sectores de la población civil de la localidad quE se vieron irremediablemente unidos en el dolor, el sufrimiento y la muerte que el golpe de estado de julio de 1936 impuso a la población bajo el yugo de las botas golpistas. También fue un día donde los sentimientos de dolor se mezclaban con los de satisfacción colectiva por la respuesta de la ciudadanía y las instituciones ante el merecido homenaje realizado en el Cementerio de San Juan Bautista de dicha población.
Más del centenar de personas, alcalde y algunos concejales incluidos, se congregaron en una de las explanadas del cementerio para participar en los actos que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica Social y Política de Chiclana había preparado para tan señalada fecha. De esta manera, Pedro Jiménez, miembro octogenario de la asociación organizadora del acto, y huérfano de padre asesinado, recordó visiblemente emocionado, que es una obligación moral honrar la memoria de las víctimas homenajeadas de quienes dijo que “gracias a ellos podemos estar aquí en libertad”. También informó que ya ha habido un encuentro con el Ayuntamiento de Chiclana, cuyo objetivo será obtener la colaboración del alcalde de la localidad, José María Román, para la construcción de un monolito en recuerdo de las víctimas homenajeadas en el día de hoy.
Al mismo tiempo, se dirigió a las personas congregadas finalizando su discurso de esta manera:
“El apoyo vuestro es casi imprescindible. Vuestro apoyo es indispensable. Hay voces que continuamente nos quieren acallar diciendo ‘eso ya pasó’... Pasaría para ellos, pero para todas las familias, para todos los nietos y para todos los que pensamos como pensaban ellos, el tiempo no pasa, estamos aquí y seguiremos estando... ¡Adelante, compañeras y compañeros!...”.
A continuación, Leonor Sánchez, Presidenta de la asociación organizadora, pasó a dar lectura a un manifiesto que con título Homenaje a la Dignidad, lo firmaba la propia Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política de Chiclana.

MANIFIESTO HOMENAJE A LA DIGNIDAD
"En el homenaje que realizamos el 20 de julio del año pasado nos comprometimos a repetirlo todos los años y en cumplimiento con dicho compromiso aquí estamos nuevamente, porque todos los actos que hagamos serán pocos para recuperar la memoria de aquellos que lo perdieron todo y fueron olvidados durante décadas, y aún hoy no conocemos con certeza su paradero.
Fueron muchos los que fueron sacados de sus casas o de donde estuviesen escondidos, separados de sus familias, de sus amigos, unos fueron llevados al cementerio y otros a algún lugar oculto, donde fueron ejecutados sin juicio y sin contemplaciones de ninguna clase, sin el más mínimo respeto a vida ni a los derechos más elementales del ser humano, otros fueron encarcelados, torturados y despojados de sus derechos y de sus bienes.
Como todos sabemos, en Chiclana las tropas franquistas llegaron el día 20 de julio de 1936, aquí no hubo resistencia armada, aquí nadie murió en un campo de batalla, aquí no hubo dos bandos enfrentados, aquí no fue necesario pegar un solo tiro para someter a la población bajo la dominación fascista, aquí solo hubo perseguidos y perseguidores, asesinos y asesinados. Cuando llegaron los fascistas comenzó la caza del hombre por el hombre, la sangre salpicó las paredes de los cementerios y de los muros de fusilamientos; la sangre de hombres y mujeres inocentes que no habían hecho daño, ni suponía un peligro para nadie, el único delito que algunos se les podía imputar era: ser de ideas progresistas y soñar con un mundo sin explotación y sin miserias o pertenecer a algún partido de izquierdas o sindicato o simplemente simpatizar con ellos.
Los sublevados llegan a Chiclana, que es considerada por estos como territorio enemigo, y de inmediato comienza una cruel represión con la complicidad y colaboración de sus partidarios de la localidad, terratenientes y falangistas, la violencia que se ejerce, no era necesaria, pues no hubo resistencia ni capacidad para defenderse ante las tropas nacionalistas, lo que se pretendía era instaurar un clima de terror, con la eliminación física del adversario. Poco podían hacer los trabajadores y las autoridades republicanas ante la fuerza destructora y criminal de los fascistas, por lo que la mayoría optó por esconderse. Durante dos semanas la ciudad quedó incomunicada, patrullas militares vigilaban las salidas, pronto comenzó los registros y las detenciones y cuando no localizaban a alguien en su domicilio, detenían a sus mujeres o a sus hijos. En la memoria de algunos chiclaneros quedaron grabados para siempre como algo siniestro algunos nombres de lugares donde se fusilaron a muchos chiclaneros como:
El Pino Gordo, El Polvero, El Arroyo del Toro, La Alcantarilla del Águila o este mismo lugar donde estamos ahora, el cementerio de San Juan Bautista donde fueron ejecutados y enterrados muchos chiclaneros y otros detenidos de pueblos cercanos.
Los fascistas en su afán de sembrar el terror actuaron como bestias sanguinarias, pero no vayamos a creer que aquello fue consecuencia de un estado de desorden o descontrol, no, aquello fue la realización de un plan brutal, bien estudiado y llevado a cabo sin ningún tipo de escrúpulos, si no, como podemos describir las declaraciones del general Emilio Mola al comienzo de la sublevación:
‘Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo aquel que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado’.
O las declaraciones del general Yagüe a un corresponsal estadounidense tras la matanza de la plaza de toros de Badajoz:
‘Naturalmente que los hemos fusilados ¿Pensaban que me llevaría conmigo a 4.000 rojos mientras mi columna avanza luchando contra reloj? ¿Debía dejarlos en libertad a mis espaldas permitiéndoles que hicieran nuevamente de Badajoz una ciudad roja?’
O las terribles palabras del capitán franquista Gonzalo Aguilera en una entrevista concedida al periodista John Whitaker:
‘Tenemos que matar; matar y matar. Son como animales (…) Al fin y al cabo, ratas y piojos son: los portadores de la peste. Nuestro programa para regenerar España consiste en eliminar a un tercio de la población masculina. Con eso se limpiará el país y nos desharíamos del proletariado. Además también es conveniente desde el punto de vista económico. No volverá a ver desempleo en España’.
O las declaraciones de Franco quien fuera caudillo de España durante más de 40 años por la fuerza de las armas y de la traición, al corresponsal Jay Allen:
‘Estoy dispuesto a exterminar, si fuera necesario, a toda esa media España que no está conmigo’.
Estas declaraciones ponen de manifiesto sus criminales intenciones que posteriormente quedarían confirmadas por los hechos.
Es necesario que llamemos a las cosas por su nombre y que todos los españoles sepamos la verdad de lo sucedido, sobre todo los más jóvenes, que se sepan quienes fueron las víctimas y quienes fueron sus verdugos, quienes defendieron las libertades y quienes se levantaron contra ellas y contra la legalidad vigente.
La historia y la sociedad española tienen una deuda pendiente con aquellos hombres y mujeres que tanto padecieron. Cuando se instauró nuevamente la democracia en España y podía haberse rescatado su memoria, resulta que primó la necesidad de tener una transición pacífica y una de las condiciones impuesta fue olvidar el pasado y estos hombres y mujeres volvieron a ser víctimas de una nueva injusticia, que fue volver a dejarlos en el olvido, hasta a la actualidad en la que se ha retomado nuevamente este tema y las asociaciones de la memoria histórica se han puesto al frente de esta vieja reivindicación, para acabar de una vez con esta tremenda injusticia, porque el olvido puede llegar ser tan cruel como la propia muerte, porque una sociedad no puede considerarse totalmente democrática si se basa en el silencio y el olvido de su historia, porque la paz no se puede sustentar en el olvido, ni la justicia en la revancha.
Podemos y debemos condenar a los asesinos por sus crímenes, por las atrocidades cometidas, podemos criticar a los gobernantes por no hacer todo lo posible, pero es responsabilidad de todos nosotros luchar por recatar a las víctimas del olvido, por que se haga justicia y esto no significa buscar a los culpables para juzgarlos, que por otra parte la mayoría ya han fallecido, sino de lo que se trata es de rescatar a las víctimas del olvido, que todo el mundo sepamos sus nombres, sus ideas, en una palabra, dignificarlos. Que los familiares tengan derecho a saber donde están sus restos y darles digna sepultura y en los casos que esto no sea posible, al menos que sus nombres consten en algún sitio, en algún monolito o monumento donde se les pueda homenajear y depositar unas flores en su recuerdo.
A algunos esto les puede parecer revanchismo o querer remover el pasado, nada más lejos de la realidad, ellos sí que tuvieron cuarenta años de revanchismo, ensalzando a los suyos, a los verdugos, a los héroes de la
Cruzada Nacional; pusieron sus nombres y sus signos en las calles, en los edificios, en todas partes, para recordarnos constantemente a todos los españoles que habían vencido, algunos incluso fueron canonizados, elevados a los altares. A los niños en las escuelas se les inculcaban la moral fascista y se les obligaba a cantar sus himnos, y se les sometía constantemente a todo tipo de castigos físicos y sicológicos, a muchas mujeres de los rojos como ellos las llamaban, se les cortaba el pelo, se les daba aceite de ricino y se las exhibía en público para que se mofaran de ellas, aquí en Chiclana se las llevaban a la puerta de la plaza, eso sí que era revanchismo.
La verdad es que el franquismo por mucho que los fascistas lo ensalcen y se vanaglorien de ello, quedará para siempre como la página más amarga y más negra en la historia de España.
La política del miedo fue la estrategia del franquismo para consolidar su poder, un miedo que perdurara más allá de los tiempos, para que la verdad de las atrocidades cometidas nunca se diera a conocer, para borrar de la memoria colectiva cualquier rastro de su existencia, e impedir cualquier oposición a aquel régimen de pánico, que duró más de cuatro décadas, en las que vivimos bajo el temor y la amenaza constante, cuarenta años de ausencia de libertades, de sumisión cruel por el terror.
Ninguna herida puede curar si lo hace en falso, la única forma de cicatrizar las heridas de aquella tragedia es que se sepa toda la verdad, y que se le haga justicia a las víctimas, para ello es necesario recuperar su memoria y rendirles el homenaje que se merecen.
Por el clamor de los ausentes, por las lágrimas derramadas, por las esperanzas perdidas, por los sueños rotos, por las familias desgarradas, por las viudas que quedaron desamparadas y fueron cruelmente humilladas, por los hijos que no pudieron volver a ver a sus padres, por las madres que no pudieron volver a abrazar a sus hijos, por las humillaciones recibidas, por el miedo, por ese miedo que calaba hasta los huesos, para quede desterrado para siempre, por las libertades secuestradas, por la dignidad, por todo, no podemos olvidar ni debemos callar.
Hay que recordar, se lo debemos, por ellos, por nosotros mismos, por nuestros hijos, porque ellos heredaran el mundo que nosotros les dejemos, para que ese mundo sea libre y todos podamos expresarnos sin que nadie se tenga que callar por miedo a las represalias, porque un pueblo sin memoria es un pueblo perdido, sin rumbo, sin identidad y sin futuro.
Debemos recordar para que no se repitan los mismos errores, para construir un mundo mejor, basado en la libertad y en respeto mutuo, para el bien, para la justicia, para mantener viva la esperanza y para que no se apague nunca la llama de los sueños.
Chiclana a 26 de julio de 2009”

El sentido aplauso que siguió a la lectura del Manifiesto Homenaje a la Dignidad dio paso a continuación a la lectura de unos poemas que se recitaron con sentida emoción. De este modo, procedió en primer lugar, el ciudadano Juan Manzorro Aragón, quien dedicó unas palabras iniciales para Julia Conesa, una de las llamadas “trece rosas”, y recitó el siguiente poema titulado “Van caminando”:
“Van caminando por los senderos del tiempo,
con la mirada al frente, con la frente alta,
con la mirada franca, con las manos blancas.
Van caminando por los senderos del tiempo,
abriendo el paso, con el paso firme,
con la esperanza en sus cantos,
con la honra en sus actos,
con el mar entre sus brazos
y con la paz en su regazo.
Van cabalgando por las praderas del tiempo
sobre caballos blancos, con las banderas en alto,
con sus pechos hechos pedazos,
con los dentellazos del odio tras su asalto.
Por los senderos del tiempo van los republicanos,
y nosotros que a su estela vamos,
a grito calado pregonándolo estamos,
porque son de los nuestros,
porque por ellos clamamos y su honor publicamos.”


A continuación, fue el ciudadano José María Gómez, quien dijo que el poema que leería no eran más que “palabras que salen del corazón”, dando paso a la lectura de “Libertad, libertad”:
“Cielo, mar, tierra,
horizontes sin frontera.
Vencedores y vencidos de aquella maldita guerra.
Negros nubarrones cayeron sobre los pueblos destruidos,
que lloran y lloran en silencio el exilio de sus hijos.
Abandonados a su negra suerte,
tienen que abandonar sus tierras,
porque el yugo de la muerte cae sobre sus cabezas.
El pecado: sólo pensar,
en la defensa del pueblo que muere por no callar;
y el de vivir dignamente en completa libertad.
Paz y libertad han llegado después de mucho aguantar.
Mucho el tiempo esperado.
Libertad, libertad.
Pero los que se nos fueron, esos ya no volverán.”


Leonor Sánchez quiso homenajear al escritor y obrero anarquista Diego Rodríguez Barbosa, quien fue asesinado tras el golpe de estado de julio de 1936, y leyó una composición poética del mismo que fue publicada en la revista La Semana el 27 de abril de 1931 con título “El reloj (Meditación)”:
“En el alto campanario
va renovando el horario
del reloj. Don, don, don...
Y en mi alma sensitiva
penetra la nota viva
del pausado y bronco son.
Vibran las notas sonoras
de las fugitivas horas
con exactitud sin par;
muriendo en las hondonadas
cual gotas depositadas
de la eternidad en el mar.
Caen las horas fugaces,
en grave y broncos haces,
del pueblo en la dulce paz.
Y esta hora que ahora suena,
melancólica y serena,
me entristece y me da pena,
pues no volverá jamás.
La vida va cercenando
y las alas va cortando
del ensueño y la ilusión;
y en mi alma quejumbrosa
cada golpe es una losa
que cae sobre mi fosa
y es un llanto cada son.
Pues siento, desventurado,
que el tiempo que huye alado
va acercando el fin fatal...
Y que cada campanada
es un paso hacia la nada,
es un adiós a la amada,
y es un canto funeral”
.

Tras el emotivo recital poético, miembros de la Asociación de Chiclana procedieron a leer los nombres de las 33 personas asesinadas y los de las 87 personas represaliadas habidas en Chiclana hasta el momento. De esta manera, se informó también de que dicha cifra, tanto de personas asesinadas como de represaliadas en general, no es definitiva, ya que la investigación se encuentra todavía en un proceso abierto. Por otro lado, se hizo una mención especial a las mujeres que tuvieron que sufrir las humillaciones, las violaciones, y el asesinato, porque además de sufrir las persecuciones propias de las personas cercanas a las ideas del pueblo, fueron atacadas de diferentes maneras por su condición de mujer.
Según Benito Vázquez, uno de los miembros de la Asociación de Chiclana, la mayoría de los hombres tuvieron que esconderse cuando sobrevino el golpe de estado de julio de 1936, quedándose las mujeres en el pueblo y sufriendo éstas los pertinentes interrogatorios y torturas para conocer el paradero de aquéllos. A muchas mujeres, se les daba aceite de ricino (que aparte de ser un purgante que se utilizaba para humillar a las personas, también era un tóxico que en ciertas dosis podía llegar a enfermar y a matar) y se les rapaba la cabeza, obligándolas de esta manera a trabajar gratis al cuartel de la Falange, a las casas de los ricos, a las iglesias y a la de los verdugos de sus maridos o parientes más cercanos. Además de todo ello, estuvieron obligadas a mantener a sus propias familias, ya que sus maridos y familiares varones estaban muertos o en las prisiones.
Como acto final, se procedió a una ofrenda floral, mientras por megafonía se escuchaba el poema “Desaparecidos” de Mario Benedetti acompañado de la música del cantautor Daniel Viglietti, en la que todos los asistentes participaron entregando un clavel rojo cada uno a los pies de la piedra y la placa erigidas el año pasado en recuerdo de las víctimas. Por otro lado, también fueron depositadas las flores en cada una de las siluetas o retratos que se hallaban dispuestos a lo largo de parte de la explanada del cementerio en representación de todas las víctimas del golpismo.
Como conclusión final, hemos de destacar la participación de la gente y el respeto con el que se llevó en todo momento el acto de Chiclana. Creemos que actos como los de Chiclana o Puerto Real nos sirven como botón de muestra para enseñarnos diáfanamente que, cuando se trata de hechos tan gravísimos como son la vulneración de los derechos humanos y el delito de genocidio en nuestro ámbito local, la sopa de letras que constituye las siglas de las organizaciones políticas y sindicales involucradas en la participación de las actividades pro homenajes a las víctimas del golpismo, debe de servir más para coordinarse en torno a la consecución de unos objetivos claros -que favorezca la recuperación de la memoria histórica sin prejuicios- que para utilizar la memoria histórica como campo de abono de cuestiones ajenas y partidistas que hacen mucho más daño para nuestros objetivos que la propia desmemoria u olvido.