jueves, 20 de agosto de 2009

LAS ASOCIACIÓN "JEREZ RECUERDA" ACUDIÓ A ALCALÁ DEL VALLE AL ACTO DE PRESENTACIÓN DE UN LIBRO SOBRE LA REPRESIÓN GOLPISTA ESCRITO POR FERNANDO ROMERO



La obra, editada por el Ayuntamiento de Alcalá del Valle, ha tenido el patrocinio de la Consejería de Justicia y Administración Pública de la Junta de Andalucía, y la producción editorial ha correspondido a Editorial Tréveris.

El Edificio Centro Cultural de la Biblioteca Municipal de Alcalá del Valle fue escenario el pasado día miércoles 29 de julio de la presentación del último libro del historiador Fernando Romero Romero titulado “Alcalá del Valle. República, Guerra Civil y represión. 1931-1946”. Como suele ocurrir en las poblaciones de la serranía gaditana, tanto las instituciones como la ciudadanía participaron activamente en este acto que dejó de relieve el interés que mostraron los asistentes por conocer no sólo la historia local alcalareña, sino la propia historia familiar de los vecinos y vecinas de Alcalá del Valle y las desgraciadas consecuencias que el golpe de estado de julio de 1936 trajeron para los mismos.
Mediante la lectura de esta obra, el lector se adentra en parte de la historia de la localidad desde el período que comprende las elecciones municipales de 1931 y la constitución del primer Ayuntamiento republicano-socialista hasta el año 1946, en plena dictadura franquista, pudiendo observar que el mayor espacio que dedica el autor en su libro es el referente a la segunda parte del mismo titulado “Guerra Civil y Represión”, donde se documenta las vicisitudes del pueblo desde el momento del golpe de estado de julio de 1936 –con la resistencia popular por un lado, y la ocupación final de Alcalá del Valle por los golpistas por el otro- hasta su desenlace más dramático y terrible para una población que tuvo que soportar, igual que el resto de los pueblos del Estado español, la brutalidad del odio y la puesta en práctica del plan de exterminio que portaba el programa de los rebeldes.
Un libro altamente recomendable si se quiere conocer más a fondo una etapa histórica que todavía hoy se nos muestra borrosa y llena de lagunas gracias a la propaganda y manipulación que las instituciones del régimen dictatorial franquista lograron introducir tanto en sus libros de “historia” como en las mentes de millones de españoles que tuvieron que sufrir a lo largo de décadas un concienzudo lavado de cerebro que favoreció la amnesia colectiva. El propio autor, en la introducción a su obra, expone acertadamente esta idea de la manipulación histórica, del mismo modo que explica las razones que le han llevado a investigar la historia de la represión golpista en Alcalá del Valle.
A continuación facilitamos la transcripción de parte de dicha introducción inserta en el mencionado trabajo que se pudo adquirir por el precio popular de cinco euros:
<<...No es la primera vez que se escribe sobre Alcalá del Valle durante la Guerra Civil. El primer texto específico que conozco es un artículo periodístico firmado por el falangista Antonio Solís Pascual que se publicó en enero de 1937 en el diario falangista Águilas, donde se relata la primera entrada de las columnas sublevadas en el pueblo. Algunos meses después apareció en el mismo medio un texto anónimo con motivo del primer aniversario del golpe militar. Se titula “18 de julio de 1936. Alcalá del Valle”. Da algunos datos sobre la actividad propagandística del jefe de Falange antes del golpe, pasa casi de puntillas por el 18 de julio –que en Alcalá fue un fracaso- y luego se centra en la ocupación del pueblo por la columna Mora-Figueroa el 25 de agosto, a la que dedica dos tercios del texto. Realza el arrojo de los valientes falangistas que lucharon contra los rojos hasta que la llegada de refuerzos puso en fuga a los enemigos y a continuación remata el texto con una rápida referencia a la reanudación de las actividades de Falange a partir de la ocupación. Lo que omite el texto es que los falangistas recibieron orden de replegarse a Olvera y Alcalá continuó siendo rojo durante tres semanas más. Probablemente esta retirada afeaba el papel que tuvo la Falange en la conquista de Alcalá y por ello se prefirió omitirlo. Todo un ejemplo de memoria selectiva.
Tampoco es la primera vez que el Ayuntamiento alcalareño promueve la publicación de un texto sobre la Guerra Civil en el pueblo. Ya lo hizo en enero de 1939, cuando la Guerra Civil aún no había terminado. En la documentación contable de ese año se conserva un recibo de 23 de enero de Julio Ateneo, que cobró 25 pesetas –dice textualmente-
“en concepto de gratificación por mis trabajos de información como periodista, con referencia a la obra que vengo realizando sobre los hechos ocurridos en esta villa durante el movimiento marxista, que se publicará en el periódico en el Diario de Huelva”. El periodista cobró su trabajo, pero no sé si el artículo llegó a publicarse. En el Diario de Huelva he encontrado varias entregas del “viaje sentimental” de Julio Ateneo “por los pueblos de la España liberada”, pero la colección que he consultado está incompleta y el artículo sobre Alcalá pudo publicarse en uno de los números que faltan. De todos modos, publicado en la España sublevada de Franco cuando la campaña bélica aún no había concluido, es fácil suponer que el relato de Ateneo sería, si no tendencioso, al menos parcial e incompleto, pues lo único que a sus patrocinadores les interesaba publicar es el daño que las izquierdas causaron mientras dominaron la población. El acta del pleno en el que se aprobó la cuenta presentada por el periodista dejó bien claro de qué se trataba: “gratificación por sus trabajos periodísticos de propaganda de los desmanes marxistas realizados en esta localidad”.
Eduardo Juliá Téllez, el director del diario gaditano
La Información y cronista de la Diputación provincial de Cádiz, publicó en 1944 un libro sobre la Guerra Civil en la provincia que dedica una página a Alcalá. La fecha de edición, el título –Historia del movimiento liberador de España en la provincia gaditana- y la frase que abre el capítulo –“La barbarie roja también dejó huellas de sangre en Alcalá del Valle”- ya nos avisan de lo que podemos encontrar en él. Probablemente se nutre de información proporcionada por el Ayuntamiento alcalareño y prácticamente se limita a enumerar –con varios errores- las víctimas que la violencia izquierdista causó en Alcalá. A partir de ahí lo único que se ha ido publicando sobre la Guerra Civil en Alcalá son algunos datos sueltos sobre las operaciones militares y ocupación del pueblo en los libros del coronel Martínez Bande, el falangista José Mora-Figueroa y otros más recientes. Prácticamente todo estaba por hacer.
La información que he manejado procede fundamentalmente de archivos. Los que mayor volumen de documentos e información han aportado son el municipal de Alcalá y el del Tribunal Militar Territorial nº 2 de Sevilla. También he consultado los del Juzgado de Paz de Alcalá –donde he recibido un excelente trato por parte de Manu Barriga-, el parroquial, el de la Diputación de Cádiz, Histórico Provincial de Cádiz e Histórico Nacional de Madrid. He contado con información que me proporcionaron los amigos y compañeros de investigación José Luis Gutiérrez Molina, Francisco Espinosa Maestre y José María García Márquez. Además de las fuentes archivísticas, hemerográficas y bibliográficas, he recurrido a testimonios orales. También lo ha hecho el historiador Jesús Román, autor del Mapa de Fosas de la Sierra de Cádiz, con quien he mantenido un provechoso intercambio de información.

La investigación no se ha circunscrito al período de la Guerra Civil. Comprende desde la etapa republicana hasta la represión de posguerra. Aunque haya algunas referencias a los antecedentes, el relato comienza en 1931 con las elecciones municipales de abril y la proclamación de la II República. Fijar en 1946 el límite cronológico final del título puede parecer un tanto pretencioso, pero tiene su razón de ser. La Guerra Civil terminó en España el 1 de abril de 1939. En Alcalá dos años y medio antes, el 18 de septiembre de 1936. A partir de esa fecha cesaron las operaciones militares en la zona y lo que siguió fue la institucionalización del golpe y la represión de retaguardia y de posguerra. La que ha marcado el límite cronológico final es la segunda. En Alcalá se estuvo fusilando hasta finales de 1936 o comienzos de 1937 y también hubo alcalareños ejecutados fuera del pueblo hasta 1941. Pero represión no fueron sólo los asesinatos y ejecuciones. Otra de las modalidades que se han estudiado en este trabajo es la privación de libertad, el encarcelamiento. Ésa es la que ha acotado la fecha de cierre: el último preso político alcalareño de la Guerra Civil recobró la libertad en 1946...>>

domingo, 16 de agosto de 2009

"JEREZ RECUERDA" PARTICIPÓ EL PASADO 26 DE JULIO EN EL HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DEL GOLPISMO DEL 36 EN EL CEMENTERIO DE SAN JUAN BAUTISTA EN CHICLANA


Según Pedro Jiménez, uno de los portavoces de la Asociación de Chiclana, ya ha habido un encuentro con el Ayuntamiento de Chiclana, cuyo objetivo será obtener la colaboración del alcalde de la localidad, José María Román, para la construcción de un monolito en recuerdo de las víctimas homenajeadas en el día de hoy.

La mañana del domingo 26 de julio en Chiclana de la Frontera fue una jornada de luto riguroso por la memoria de las víctimas del golpe de estado de 1936 y de la dictadura franquista, en donde ondearon las tres banderas históricas representativas en la Chiclana de preguerra: la republicana y la de los sindicatos U.G.T. y C.N.T. Banderas que representaron a diferentes sectores de la población civil de la localidad quE se vieron irremediablemente unidos en el dolor, el sufrimiento y la muerte que el golpe de estado de julio de 1936 impuso a la población bajo el yugo de las botas golpistas. También fue un día donde los sentimientos de dolor se mezclaban con los de satisfacción colectiva por la respuesta de la ciudadanía y las instituciones ante el merecido homenaje realizado en el Cementerio de San Juan Bautista de dicha población.
Más del centenar de personas, alcalde y algunos concejales incluidos, se congregaron en una de las explanadas del cementerio para participar en los actos que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica Social y Política de Chiclana había preparado para tan señalada fecha. De esta manera, Pedro Jiménez, miembro octogenario de la asociación organizadora del acto, y huérfano de padre asesinado, recordó visiblemente emocionado, que es una obligación moral honrar la memoria de las víctimas homenajeadas de quienes dijo que “gracias a ellos podemos estar aquí en libertad”. También informó que ya ha habido un encuentro con el Ayuntamiento de Chiclana, cuyo objetivo será obtener la colaboración del alcalde de la localidad, José María Román, para la construcción de un monolito en recuerdo de las víctimas homenajeadas en el día de hoy.
Al mismo tiempo, se dirigió a las personas congregadas finalizando su discurso de esta manera:
“El apoyo vuestro es casi imprescindible. Vuestro apoyo es indispensable. Hay voces que continuamente nos quieren acallar diciendo ‘eso ya pasó’... Pasaría para ellos, pero para todas las familias, para todos los nietos y para todos los que pensamos como pensaban ellos, el tiempo no pasa, estamos aquí y seguiremos estando... ¡Adelante, compañeras y compañeros!...”.
A continuación, Leonor Sánchez, Presidenta de la asociación organizadora, pasó a dar lectura a un manifiesto que con título Homenaje a la Dignidad, lo firmaba la propia Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política de Chiclana.

MANIFIESTO HOMENAJE A LA DIGNIDAD
"En el homenaje que realizamos el 20 de julio del año pasado nos comprometimos a repetirlo todos los años y en cumplimiento con dicho compromiso aquí estamos nuevamente, porque todos los actos que hagamos serán pocos para recuperar la memoria de aquellos que lo perdieron todo y fueron olvidados durante décadas, y aún hoy no conocemos con certeza su paradero.
Fueron muchos los que fueron sacados de sus casas o de donde estuviesen escondidos, separados de sus familias, de sus amigos, unos fueron llevados al cementerio y otros a algún lugar oculto, donde fueron ejecutados sin juicio y sin contemplaciones de ninguna clase, sin el más mínimo respeto a vida ni a los derechos más elementales del ser humano, otros fueron encarcelados, torturados y despojados de sus derechos y de sus bienes.
Como todos sabemos, en Chiclana las tropas franquistas llegaron el día 20 de julio de 1936, aquí no hubo resistencia armada, aquí nadie murió en un campo de batalla, aquí no hubo dos bandos enfrentados, aquí no fue necesario pegar un solo tiro para someter a la población bajo la dominación fascista, aquí solo hubo perseguidos y perseguidores, asesinos y asesinados. Cuando llegaron los fascistas comenzó la caza del hombre por el hombre, la sangre salpicó las paredes de los cementerios y de los muros de fusilamientos; la sangre de hombres y mujeres inocentes que no habían hecho daño, ni suponía un peligro para nadie, el único delito que algunos se les podía imputar era: ser de ideas progresistas y soñar con un mundo sin explotación y sin miserias o pertenecer a algún partido de izquierdas o sindicato o simplemente simpatizar con ellos.
Los sublevados llegan a Chiclana, que es considerada por estos como territorio enemigo, y de inmediato comienza una cruel represión con la complicidad y colaboración de sus partidarios de la localidad, terratenientes y falangistas, la violencia que se ejerce, no era necesaria, pues no hubo resistencia ni capacidad para defenderse ante las tropas nacionalistas, lo que se pretendía era instaurar un clima de terror, con la eliminación física del adversario. Poco podían hacer los trabajadores y las autoridades republicanas ante la fuerza destructora y criminal de los fascistas, por lo que la mayoría optó por esconderse. Durante dos semanas la ciudad quedó incomunicada, patrullas militares vigilaban las salidas, pronto comenzó los registros y las detenciones y cuando no localizaban a alguien en su domicilio, detenían a sus mujeres o a sus hijos. En la memoria de algunos chiclaneros quedaron grabados para siempre como algo siniestro algunos nombres de lugares donde se fusilaron a muchos chiclaneros como:
El Pino Gordo, El Polvero, El Arroyo del Toro, La Alcantarilla del Águila o este mismo lugar donde estamos ahora, el cementerio de San Juan Bautista donde fueron ejecutados y enterrados muchos chiclaneros y otros detenidos de pueblos cercanos.
Los fascistas en su afán de sembrar el terror actuaron como bestias sanguinarias, pero no vayamos a creer que aquello fue consecuencia de un estado de desorden o descontrol, no, aquello fue la realización de un plan brutal, bien estudiado y llevado a cabo sin ningún tipo de escrúpulos, si no, como podemos describir las declaraciones del general Emilio Mola al comienzo de la sublevación:
‘Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo aquel que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado’.
O las declaraciones del general Yagüe a un corresponsal estadounidense tras la matanza de la plaza de toros de Badajoz:
‘Naturalmente que los hemos fusilados ¿Pensaban que me llevaría conmigo a 4.000 rojos mientras mi columna avanza luchando contra reloj? ¿Debía dejarlos en libertad a mis espaldas permitiéndoles que hicieran nuevamente de Badajoz una ciudad roja?’
O las terribles palabras del capitán franquista Gonzalo Aguilera en una entrevista concedida al periodista John Whitaker:
‘Tenemos que matar; matar y matar. Son como animales (…) Al fin y al cabo, ratas y piojos son: los portadores de la peste. Nuestro programa para regenerar España consiste en eliminar a un tercio de la población masculina. Con eso se limpiará el país y nos desharíamos del proletariado. Además también es conveniente desde el punto de vista económico. No volverá a ver desempleo en España’.
O las declaraciones de Franco quien fuera caudillo de España durante más de 40 años por la fuerza de las armas y de la traición, al corresponsal Jay Allen:
‘Estoy dispuesto a exterminar, si fuera necesario, a toda esa media España que no está conmigo’.
Estas declaraciones ponen de manifiesto sus criminales intenciones que posteriormente quedarían confirmadas por los hechos.
Es necesario que llamemos a las cosas por su nombre y que todos los españoles sepamos la verdad de lo sucedido, sobre todo los más jóvenes, que se sepan quienes fueron las víctimas y quienes fueron sus verdugos, quienes defendieron las libertades y quienes se levantaron contra ellas y contra la legalidad vigente.
La historia y la sociedad española tienen una deuda pendiente con aquellos hombres y mujeres que tanto padecieron. Cuando se instauró nuevamente la democracia en España y podía haberse rescatado su memoria, resulta que primó la necesidad de tener una transición pacífica y una de las condiciones impuesta fue olvidar el pasado y estos hombres y mujeres volvieron a ser víctimas de una nueva injusticia, que fue volver a dejarlos en el olvido, hasta a la actualidad en la que se ha retomado nuevamente este tema y las asociaciones de la memoria histórica se han puesto al frente de esta vieja reivindicación, para acabar de una vez con esta tremenda injusticia, porque el olvido puede llegar ser tan cruel como la propia muerte, porque una sociedad no puede considerarse totalmente democrática si se basa en el silencio y el olvido de su historia, porque la paz no se puede sustentar en el olvido, ni la justicia en la revancha.
Podemos y debemos condenar a los asesinos por sus crímenes, por las atrocidades cometidas, podemos criticar a los gobernantes por no hacer todo lo posible, pero es responsabilidad de todos nosotros luchar por recatar a las víctimas del olvido, por que se haga justicia y esto no significa buscar a los culpables para juzgarlos, que por otra parte la mayoría ya han fallecido, sino de lo que se trata es de rescatar a las víctimas del olvido, que todo el mundo sepamos sus nombres, sus ideas, en una palabra, dignificarlos. Que los familiares tengan derecho a saber donde están sus restos y darles digna sepultura y en los casos que esto no sea posible, al menos que sus nombres consten en algún sitio, en algún monolito o monumento donde se les pueda homenajear y depositar unas flores en su recuerdo.
A algunos esto les puede parecer revanchismo o querer remover el pasado, nada más lejos de la realidad, ellos sí que tuvieron cuarenta años de revanchismo, ensalzando a los suyos, a los verdugos, a los héroes de la
Cruzada Nacional; pusieron sus nombres y sus signos en las calles, en los edificios, en todas partes, para recordarnos constantemente a todos los españoles que habían vencido, algunos incluso fueron canonizados, elevados a los altares. A los niños en las escuelas se les inculcaban la moral fascista y se les obligaba a cantar sus himnos, y se les sometía constantemente a todo tipo de castigos físicos y sicológicos, a muchas mujeres de los rojos como ellos las llamaban, se les cortaba el pelo, se les daba aceite de ricino y se las exhibía en público para que se mofaran de ellas, aquí en Chiclana se las llevaban a la puerta de la plaza, eso sí que era revanchismo.
La verdad es que el franquismo por mucho que los fascistas lo ensalcen y se vanaglorien de ello, quedará para siempre como la página más amarga y más negra en la historia de España.
La política del miedo fue la estrategia del franquismo para consolidar su poder, un miedo que perdurara más allá de los tiempos, para que la verdad de las atrocidades cometidas nunca se diera a conocer, para borrar de la memoria colectiva cualquier rastro de su existencia, e impedir cualquier oposición a aquel régimen de pánico, que duró más de cuatro décadas, en las que vivimos bajo el temor y la amenaza constante, cuarenta años de ausencia de libertades, de sumisión cruel por el terror.
Ninguna herida puede curar si lo hace en falso, la única forma de cicatrizar las heridas de aquella tragedia es que se sepa toda la verdad, y que se le haga justicia a las víctimas, para ello es necesario recuperar su memoria y rendirles el homenaje que se merecen.
Por el clamor de los ausentes, por las lágrimas derramadas, por las esperanzas perdidas, por los sueños rotos, por las familias desgarradas, por las viudas que quedaron desamparadas y fueron cruelmente humilladas, por los hijos que no pudieron volver a ver a sus padres, por las madres que no pudieron volver a abrazar a sus hijos, por las humillaciones recibidas, por el miedo, por ese miedo que calaba hasta los huesos, para quede desterrado para siempre, por las libertades secuestradas, por la dignidad, por todo, no podemos olvidar ni debemos callar.
Hay que recordar, se lo debemos, por ellos, por nosotros mismos, por nuestros hijos, porque ellos heredaran el mundo que nosotros les dejemos, para que ese mundo sea libre y todos podamos expresarnos sin que nadie se tenga que callar por miedo a las represalias, porque un pueblo sin memoria es un pueblo perdido, sin rumbo, sin identidad y sin futuro.
Debemos recordar para que no se repitan los mismos errores, para construir un mundo mejor, basado en la libertad y en respeto mutuo, para el bien, para la justicia, para mantener viva la esperanza y para que no se apague nunca la llama de los sueños.
Chiclana a 26 de julio de 2009”

El sentido aplauso que siguió a la lectura del Manifiesto Homenaje a la Dignidad dio paso a continuación a la lectura de unos poemas que se recitaron con sentida emoción. De este modo, procedió en primer lugar, el ciudadano Juan Manzorro Aragón, quien dedicó unas palabras iniciales para Julia Conesa, una de las llamadas “trece rosas”, y recitó el siguiente poema titulado “Van caminando”:
“Van caminando por los senderos del tiempo,
con la mirada al frente, con la frente alta,
con la mirada franca, con las manos blancas.
Van caminando por los senderos del tiempo,
abriendo el paso, con el paso firme,
con la esperanza en sus cantos,
con la honra en sus actos,
con el mar entre sus brazos
y con la paz en su regazo.
Van cabalgando por las praderas del tiempo
sobre caballos blancos, con las banderas en alto,
con sus pechos hechos pedazos,
con los dentellazos del odio tras su asalto.
Por los senderos del tiempo van los republicanos,
y nosotros que a su estela vamos,
a grito calado pregonándolo estamos,
porque son de los nuestros,
porque por ellos clamamos y su honor publicamos.”


A continuación, fue el ciudadano José María Gómez, quien dijo que el poema que leería no eran más que “palabras que salen del corazón”, dando paso a la lectura de “Libertad, libertad”:
“Cielo, mar, tierra,
horizontes sin frontera.
Vencedores y vencidos de aquella maldita guerra.
Negros nubarrones cayeron sobre los pueblos destruidos,
que lloran y lloran en silencio el exilio de sus hijos.
Abandonados a su negra suerte,
tienen que abandonar sus tierras,
porque el yugo de la muerte cae sobre sus cabezas.
El pecado: sólo pensar,
en la defensa del pueblo que muere por no callar;
y el de vivir dignamente en completa libertad.
Paz y libertad han llegado después de mucho aguantar.
Mucho el tiempo esperado.
Libertad, libertad.
Pero los que se nos fueron, esos ya no volverán.”


Leonor Sánchez quiso homenajear al escritor y obrero anarquista Diego Rodríguez Barbosa, quien fue asesinado tras el golpe de estado de julio de 1936, y leyó una composición poética del mismo que fue publicada en la revista La Semana el 27 de abril de 1931 con título “El reloj (Meditación)”:
“En el alto campanario
va renovando el horario
del reloj. Don, don, don...
Y en mi alma sensitiva
penetra la nota viva
del pausado y bronco son.
Vibran las notas sonoras
de las fugitivas horas
con exactitud sin par;
muriendo en las hondonadas
cual gotas depositadas
de la eternidad en el mar.
Caen las horas fugaces,
en grave y broncos haces,
del pueblo en la dulce paz.
Y esta hora que ahora suena,
melancólica y serena,
me entristece y me da pena,
pues no volverá jamás.
La vida va cercenando
y las alas va cortando
del ensueño y la ilusión;
y en mi alma quejumbrosa
cada golpe es una losa
que cae sobre mi fosa
y es un llanto cada son.
Pues siento, desventurado,
que el tiempo que huye alado
va acercando el fin fatal...
Y que cada campanada
es un paso hacia la nada,
es un adiós a la amada,
y es un canto funeral”
.

Tras el emotivo recital poético, miembros de la Asociación de Chiclana procedieron a leer los nombres de las 33 personas asesinadas y los de las 87 personas represaliadas habidas en Chiclana hasta el momento. De esta manera, se informó también de que dicha cifra, tanto de personas asesinadas como de represaliadas en general, no es definitiva, ya que la investigación se encuentra todavía en un proceso abierto. Por otro lado, se hizo una mención especial a las mujeres que tuvieron que sufrir las humillaciones, las violaciones, y el asesinato, porque además de sufrir las persecuciones propias de las personas cercanas a las ideas del pueblo, fueron atacadas de diferentes maneras por su condición de mujer.
Según Benito Vázquez, uno de los miembros de la Asociación de Chiclana, la mayoría de los hombres tuvieron que esconderse cuando sobrevino el golpe de estado de julio de 1936, quedándose las mujeres en el pueblo y sufriendo éstas los pertinentes interrogatorios y torturas para conocer el paradero de aquéllos. A muchas mujeres, se les daba aceite de ricino (que aparte de ser un purgante que se utilizaba para humillar a las personas, también era un tóxico que en ciertas dosis podía llegar a enfermar y a matar) y se les rapaba la cabeza, obligándolas de esta manera a trabajar gratis al cuartel de la Falange, a las casas de los ricos, a las iglesias y a la de los verdugos de sus maridos o parientes más cercanos. Además de todo ello, estuvieron obligadas a mantener a sus propias familias, ya que sus maridos y familiares varones estaban muertos o en las prisiones.
Como acto final, se procedió a una ofrenda floral, mientras por megafonía se escuchaba el poema “Desaparecidos” de Mario Benedetti acompañado de la música del cantautor Daniel Viglietti, en la que todos los asistentes participaron entregando un clavel rojo cada uno a los pies de la piedra y la placa erigidas el año pasado en recuerdo de las víctimas. Por otro lado, también fueron depositadas las flores en cada una de las siluetas o retratos que se hallaban dispuestos a lo largo de parte de la explanada del cementerio en representación de todas las víctimas del golpismo.
Como conclusión final, hemos de destacar la participación de la gente y el respeto con el que se llevó en todo momento el acto de Chiclana. Creemos que actos como los de Chiclana o Puerto Real nos sirven como botón de muestra para enseñarnos diáfanamente que, cuando se trata de hechos tan gravísimos como son la vulneración de los derechos humanos y el delito de genocidio en nuestro ámbito local, la sopa de letras que constituye las siglas de las organizaciones políticas y sindicales involucradas en la participación de las actividades pro homenajes a las víctimas del golpismo, debe de servir más para coordinarse en torno a la consecución de unos objetivos claros -que favorezca la recuperación de la memoria histórica sin prejuicios- que para utilizar la memoria histórica como campo de abono de cuestiones ajenas y partidistas que hacen mucho más daño para nuestros objetivos que la propia desmemoria u olvido.