lunes, 19 de abril de 2010

LA ASOCIACIÓN "JEREZ RECUERDA" DEDICÓ EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA A MARÍA LUISA COBOS PEÑA






La Asociación se muestra muy crítica con la Ley de Amnistía de 1977 y denuncia que la querella contra el juez Garzón es comparable con el espíritu que animó a los golpistas de 1936 a crear la paradoja aberrante de la “justicia al revés”.


Para algunos autores, la verdadera Revolución rusa se inició a partir del ocho de marzo de 1917, según el calendario occidental, cuando las mujeres de San Petersburgo se movilizaron en demanda de “Pan y Paz” como consecuencia de la escasez de alimentos que existía y de la guerra que el sistema zarista mantenía a costa de la muerte de cerca de dos millones de ciudadanos reclutados para el sacrificio inútil que supuso la sangría de la Gran Guerra. Aquel acto se convertiría en una insurrección popular que destruiría los cimientos de un sistema y de una dinastía que desaparecieron ante la ola revolucionaria popular que siguió a aquella fecha, antes incluso que los acontecimientos de octubre de aquel mismo año que Eisenstein se encargaría de inmortalizar a través de la gran pantalla.
Hechos como estos nos demuestran que el 8 de marzo es una efeméride cargada de matices históricos que se alejan de cualquier intento de simplificar algo complejo como es el propio origen de la fecha que hoy en día se recuerda de forma más institucional que real debido, tal vez, al desconocimiento general o al desinterés real por escarbar en nuestro pasado, o lo que es lo mismo, por investigar un poco los sucesos acaecidos en la historia nuestra, como parte inmanente a la humanidad a la que estamos atados. Claro que todavía, para los malintencionados, para los que prefieren ver las grandes hazañas de esos “héroes” de sangre azul antes que las consecuencias miserables que han provocado sin más razón que la de aferrarse a sus plateados cetros y a sus doradas coronas; para ellos, decimos, eso sería como abrir viejas heridas y un modo de buscar un revanchismo absurdo contra no sabemos todavía quién, a no ser que lo que realmente se quiera decir es que los asesinos y los criminales deben de quedar impunes porque ideológicamente no interesa descubrir la verdad, o porque parte del status social y las riquezas de ciertas familias se deben al expolio y al asesinato. Nada nuevo en la historia nuestra, pero que se prefiere seguir cubriendo con cubos o palas de tierra, igual que se han cubierto las fosas y se ha hecho desaparecer parte de nuestro legado histórico, con el “humanitario” fin de tranquilizar ciertas conciencias...
Puestos a recordar efemérides, en estos días se han cumplido 79 años de una revolución popular festiva que, al parecer, se inició en Eibar una mañana y se extendió como la pólvora por el resto del estado español como consecuencia del triunfo en las elecciones municipales de 12 de abril de 1931 de las candidaturas radical-socialistas en 41 de las 50 capitales de provincia. Nos referimos al 14 de abril, dos días después del plebiscito, cuando las masas salieron a las calles pacíficamente para celebrar el resultado de aquellas elecciones, transmitiendo de este modo la idea de que el pueblo no aceptaba a la Monarquía como sistema válido en España, y coreando por ello toda clase de himnos, entre los que se entremezclaban la Marsellesa y el himno de Riego. Tal fue la importancia de ese día que tanto Onésimo Redondo como José Antonio Primo de Rivera, dos de los principales fundadores del fascismo español y personajes, por tanto, nada sospechosos de pertenecer a organizaciones de izquierda, lo denominaron en un discurso pronunciado años más tarde como la “revolución del 14 de abril”, llegando a admitir que su movimiento –Falange Española y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista- “empalma con la revolución del 14 de abril”, mientras describían al ambiente de aquella jornada como la “alegría del 14 de abril”, pero desde un punto de vista exclusivo de las ideas fascistas que defendían mediante el predicamento de su tendenciosa dialéctica antipopular que más tarde se demostró que era muy útil para sumir en un baño de sangre a la Península Ibérica.
Tan antipopular como contradictorio fue el discurso del fascismo español en aquella época, demostrándolo durante el ejercicio de la práctica en el momento en que falangistas y monárquicos, por ejemplo, se unieron con los militares en la conspiración contra el régimen republicano para preparar un golpe de estado cuyo programa tenía incluido la eliminación física del adversario político e ideológico mediante un plan meticulosamente estudiado por los golpistas que desencadenó en un genocidio que todavía, hoy en día, los sectores más reaccionarios de la sociedad española se niegan a admitir públicamente, de la misma manera que lo hacen las tendencias revisionistas alemanas con respecto al genocidio judío y al empleo de las cámaras de gas en la denominada “solución final” de Hitler. En este sentido, tal vez lo más peligroso no sea que una coalición de sectas fascistas y monárquicas defiendan sus intereses, sino que esto se haga por encima de los derechos de la mayoría y demostrando un desprecio por la vida ajena y por los derechos humanos que en nada se diferenciaron de las acciones promovidas posteriormente por los sectores más fanatizados del nacionalismo serbobosnio durante el conflicto de los Balcanes. De esta manera, y a pesar de que los datos están disponibles, y al alcance de cualquiera que tenga realmente interés en conocer de primera mano el sórdido mundo del golpismo y de la dictadura, así como de toda la red de índole socioeconómica creada al amparo de la corrupción y de la ilegalidad que representaron las instituciones franquistas; a pesar de ello, repetimos, es difícil de comprender cómo hoy en día pueden admitirse las mismas premisas defensoras y justificadoras del golpe de estado en diferentes foros sociales sin desvincular a los participantes de estos foros como parte directamente interesada en las mismas aspiraciones ideológicas que hicieron de la praxis genocida española una realidad palpable.
Si es inexplicable aquella contradicción, más extraña se nos antoja aún la aberración jurídica que ha supuesto la decisión del Tribunal Supremo de procesar al juez Baltasar Garzón tomando como fundamento, entre otras cuestiones, la Ley 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía –la cual, recordamos, fue aprobada por unas Cortes preconstitucionales y sancionada por Juan Carlos de Borbón- y admitiendo a trámite la querella realizada por grupos fascistas españoles, de extrema derecha o xenófobos como Falange Española y de las JONS, Sindicato Manos Limpias y la Asociación Libertad e Identidad. Sólo entendiendo lo que muchos investigadores e historiadores actuales denominan la “justicia al revés” para explicar la paradoja que se produjo tras el golpe de estado de 1936, según la cual el recién creado aparato represor jurídico golpista acusaba de “rebeldía” a toda aquella persona sospechosa de ser “roja” y, en general, a la ciudadanía que se había defendido de aquel acto sedicioso y violento al que se quiso dar viso de legalidad con la invención de unas instituciones paralelas a las legales republicanas; sólo comprendiendo aquél término, insistimos, se podría estar dando una paradoja similar al observar actualmente cómo unas instituciones judiciales presuntamente democráticas admiten tramitar, sobre la base de una Ley obsoleta y permisiva con los crímenes de lesa humanidad, las argumentaciones de unos grupos políticos proscritos o de unas sectas de ideología ilegal en otros estados europeos más avanzados y más respetuosos con los derechos humanos que en el estado español.
De este modo, aquel mismo concepto de “justicia al revés” lo hemos podido demostrar recientemente en un acto organizado por esta Asociación en el que se ponía de relieve la figura de una mujer jerezana a la que se le llegó a juzgar en Consejo de Guerra por unos hechos “constitutivos de un delito de auxilio a la rebelión”, tal como recoge el sumario de la causa instruida contra la anarquista María Luisa Cobos Peña que dio a conocer el doctor en Historia Contemporánea José Luis Gutiérrez Molina. El acto referido no es más que el primero de un ciclo de actividades que “Jerez Recuerda” tiene proyectado realizar anualmente coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y que comenzó con una conferencia de prensa conjunta el pasado 9 de marzo en la que participaron, por un lado, y en calidad de colaboradores, Francisco Benavent y Margarida Ledo Coelho, de la Delegación de Juventud y de la de Igualdad y Salud respectivamente; y por otro lado, María José Ruiz Piñero, como Presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda”, entidad organizadora del mencionado programa de actividades celebrado el pasado 12 de marzo en la Sala de Exposiciones de la Delegación de Juventud del Ayuntamiento de Jerez que acogió la Mesa Redonda titulada “La Mujeres Libres en Jerez. María Luisa Cobo Peña. Memoria Jerezana del Sindicato Emancipación Femenina en la II República”.
Como introducción, Francisco Benavent Rodríguez, que habló desde su doble condición de Delegado de Juventud y de la de Ponente de la Comisión de Seguimiento y Valoración de la Simbología y Nomenclátor relativo a la Guerra Civil y a la Dictadura de Franco, señaló la importancia de recordar a aquellas personas que fueron perseguidas, torturadas y “fusiladas”, y recordó que muchas de las víctimas seguían estando ocultas en sitios muy alejados y en otros muy cercanos. Por otro lado, también comunicó que, con la colaboración que hacía desde la Delegación que él representa, se quería honrar desde el Ayuntamiento a una persona que fue represaliada y perseguida como fue el caso de María Luisa Cobos Peña, militante del histórico sindicato anarquista C.N.T.
Margarida Ledo Coelho, por su parte, subrayó que le parecía importante recuperar la memoria de tantas mujeres que nos han precedido y que “han luchado, han trabajado, se han sacrificado, han sufrido represión; algunas han perdido sus vidas en esa lucha por sus ideales y creo que no podría ser mejor la fecha que enmarcarla en este 8 de marzo...”. Asimismo, la Delegada de Igualdad y Salud dijo que el 8 de marzo era una fecha de celebración por los muchos logros que habían conseguido las mujeres a los largo de las últimas décadas, pero también insistió que esta fecha “tiene que ser unas jornadas de recuperación de la memoria de muchas mujeres que nos han precedido, han trabajado y han luchado para que ahora estemos donde estamos; y tiene que ser también unas jornadas de reflexión para poner objetivos para seguir trabajando...”.
En cuanto a la Presidenta de la Asociación “Jerez Recuerda”, María José Ruiz Piñero, explicó brevemente la organización del acto que se desarrollaría tres días después mediante la lectura de un comunicado que reproducimos textualmente por su interés:
"Este año, para conmemorar el Día Intenacional de la Mujer Trabajadora, la Asociación para la Recuperación de la Justicia y de la Memoria Histórica 'Jerez Recuerda', ha iniciado un ciclo de conferencias que se realizarán anualmente por estas mismas fechas, y que tendrán como objetivo principal dar a conocer historias y biografías de mujeres de Jerez y de la provincia que fueron víctimas del golpe de estado del año 1936 y de la dictadura franquista.
Nuestra Asociación considera, que la historia tiene una deuda pendiente con las mujeres en general, y concretamente con aquellas que fueron represaliadas en este periodo histórico, porque fueron doblemente víctimas –al no ser tampoco ni nombradas ni reconocidas- de aquella dramática situación de crueldad y sometimiento que supuso la represión político-militar en la población y en los pueblos de los alrededores.
Hasta hace muy pocos años, apenas se hacía referencia a la presencia femenina como una parte más del conjunto de aquellos acontecimientos, tanto a nivel local como estatal. Tanto es así, que el rescate de las biografías de muchas de estas mujeres represaliadas han supuesto mucho esfuerzo y años de trabajo para los investigadores. Entre otras razones, por la
invisibilidad histórica y social impuesta por los historiadores y los artífices del régimen franquista contra las mujeres en general y, particularmente, contra aquellas que defendieron activamente unas ideas emancipadoras que nunca interesaron en absoluto a aquellos sectores de la sociedad que han considerado históricamente a la mujer como una simple herramienta del hogar.
De este modo, dicha
invisibilidad historiográfica queda patente en una documentación y bibliografía muy escasa y de difícil localización. Un ejemplo de esta situación son los escollos que ha encontrado nuestra Asociación con respecto al tema de las víctimas femeninas asesinadas que aparecen en nuestro trabajo 'Las cifras de la represión en Jerez de la Frontera tras el golpe militar de 1936: una aproximación'. Entre este grupo de víctimas asesinadas, hemos localizado a seis mujeres en su totalidad, pero sólo hemos encontrado una inscripción en los libros de Defunción del Registro Civil. El resto de los casos de las mujeres asesinadas –de las cuales teníamos conocimientos desde el principio de las investigaciones- han sido contrastados gracias a los testimonios y documentos aportados por sus familiares y amigos.
El golpe militar de julio de 1936, entre otras muchas cosas, sepultó las ansias de emancipación de un amplio sector femenino del estado español, relegando la figura de la mujer al ámbito de lo meramente familiar y convirtiéndola en uno de los símbolos más flagrantes del sometimiento social y moral imperante en la dictadura franquista, y también en un instrumento muy eficaz para los objetivos políticos del nacional-catolicismo debido al rol de socializadora asignado tradicionalmente a la mujer en el seno de la familia.
Uno de los objetivos de nuestra
Asociación es hacer justicia histórica con las personas represaliadas y con sus familiares; y una de las formas de hacer justicia histórica es rehabilitar sus nombres y sus reputaciones, dando a conocer entre la población sus historias y la labor social o política que estas personas realizaron.
Para inaugurar este ciclo de conferencias hemos elegido la figura de
María Luisa Cobos Peña, una insigne jerezana que sufrió persecución, consejo de guerra, cárcel y destierro por sus ideas anarquistas, y por su incansable y valiente lucha por los derechos de las mujeres trabajadoras.
Para hablar sobre su figura, sobre su obra y sus vivencias personales hemos reunido en una mesa redonda a historiadores, investigadores y un familiar, a la vez que daremos a conocer la bibliografía existente, tanto nacional como internacional, que reconoce el valor de sus esfuerzos como mujer y como activista dentro del movimiento libertario. Una lucha que durante un período de tiempo estuvo muy unida a la trayectoria de la
Confederación Nacional del Trabajo (C. N. T.) y a la revista Mujeres Libres, así como a la asociación específica del mismo nombre (ambas de orientación anarquista).
Para finalizar, sólo nos resta decir que invitamos a todas las personas y especialmente a las mujeres a esta conferencia
mesa-redonda para que conozcan, la historia de una gran mujer jerezana que lo dio todo (su esfuerzo, su tranquilidad, su libertad) por sus ideales altruistas, que consistían en mejorar la situación de las mujeres y de la clase trabajadora en general'.

La inauguración de la jornada del día 12 de marzo se llevó, pues, a cabo por parte de José Manuel Rodríguez, Secretario de la Asociación “Jerez Recuerda”, quien sería el moderador de la Mesa Redonda y quien presentaría previamente a los delegados municipales colaboradores para dar la bienvenida y explicar el sentido de la colaboración en este evento, destacándose unas palabras de la Delegada de Igualdad y Salud, Margarida Ledo Coelho, que afirmaron que “los años de la Segunda República fue una época en la que las mujeres empezaron a respirar, pero la dictadura enseguida las hizo retroceder...”
La primera en intervenir fue María José Ruiz Piñero, en calidad de investigadora más que de Presidenta de “Jerez Recuerda”, quien rápidamente introdujo al auditorio en el contexto histórico que hizo que se creara y desarrollara el Sindicato Emancipación Femenina fundado por María Luisa Cobos Peña como respuesta a la falta de representatividad femenina que existía en las secciones sindicales ordinarias de la C.N.T., a pesar de que la base de los planteamientos puramente anarquistas por los que se regía la Confederación eran de igualdad entre el hombre y la mujer. Ilustró la investigadora al público realizando un repaso de las vicisitudes socioeconómicas que rodearon la aparición de Emancipación Femenina y evaluó los logros conseguidos de este Sindicato, tanto en los aspectos sociales como en los laborales donde se desenvolvían las mujeres trabajadoras de Jerez . Del mismo modo, empleó la última parte de su intervención en disertar sobre las consecuencias del golpe de estado de 1936 en el Sindicato Emancipación Femenina, en la vida de sus representantes más activas y en la de la propia María Luisa Cobos quien tuvo que huir de la ciudad para no ser asesinada como otras compañeras.
Fue el historiador José Luis Gutiérrez Molina quien continuó profundizando en el carácter de la represión golpista ejercida particularmente sobre la figura de María Luisa a partir del Sumario del Consejo de Guerra que se celebró contra ella, y sintetizó en tres las derrotas que había sufrido este personaje histórico jerezano. La primera derrota la definió como la que sufrió como vencida en una guerra donde los perdedores sufrieron las dramáticas consecuencias de la denominada “limpieza social” que ejercieron los golpistas y que aplicaron, si no a ella directamente porque logró huir al principio de la represión caliente, sí lo hicieron en la persona de su hermano Antonio como venganza; la segunda derrota, según el ponente, la sufrió la protagonista específicamente por ser mujer, negándosele la posibilidad de utilizar su nombre y denominándola a ella como “individua de mala conducta” y a su compañero Juan Pedro –preso político anarquista con quien mantenía una relación estable desde mucho antes del golpe de estado- como su “amante”; por último, la tercera derrota sufrida por esta mujer fue la ideológica, pues a pesar de toda la documentación y todas las pruebas existentes sobre su militancia y afiliación anarcosindicalista, la estructura franquista creada intentó vincularla con el Partido Comunista reiteradamente, especialmente por la existencia de declaraciones como la del terrateniente bodeguero Fermín Aranda Fernández Caballero que en vez de avalar la conducta de María Luisa Cobos durante la instrucción del Sumario que llevaba el “franquista” teniente coronel juez instructor Pedro García Pelayo, prefirió definirla como “Presidenta de la Sección Femenina del Partido Comunista”.
El historiador Jesús María Montero Barrado expuso el tema desde la perspectiva de la relación directa que existía entre María Luisa Cobos Peña y la revista Mujeres Libres, y también entre esta anarquista y la organización específica que se creó posteriormente con el mismo nombre de la revista que surge en torno a Lucía Sánchez Saornil, mujer periodista de la C.N.T. y poetisa vanguardista. Según Montero Barrado, Sánchez Saornil planteó en su momento que la lucha de la mujer tenía que ser autónoma y buscó el apoyo de otras mujeres relevantes del movimiento libertario como Mercedes Comaposada o Amparo Poch y Gascón para poner en práctica unas ideas que empezaron a prefigurarse en una Sánchez Saornil influida opuestamente por la teoría de la “diferenciación de los sexos” que introdujo el doctor Gregorio Marañón en España desde Francia, según la cual la mujer tenía que dedicarse a las tareas propias del hogar. De este modo, Sánchez Saornil sostuvo que la mujer era diferente, no porque fuera así realmente sino porque la visión que tiene el varón de los valores de la mujer son construcciones históricas y culturales falsas. Ideas que pudieron difundirse, primero con la creación de la revista de la que era corresponsal María Luisa Cobos Peña; luego con la organización específica del mismo nombre en que también María Luisa Cobos fue una importante activista hasta que el golpe de estado y la guerra desbarataron este proyecto que sucumbió en “ese largo invierno”. Finalizó la intervención de Montero Barrado rescatando unas palabras que María Luisa Cobos había escrito en una de sus numerosas y extensas cartas; dichas palabras, dirigidas a Sánchez Saornil, las escribió el 28 de abril de 1936: “Muy en breve la mujer ocupará el lugar que por derecho le pertenece, por esto creo más en la eficacia de la revista...”
Fue la participación de Francisco Reinoso, sobrino de María Luisa Cobos, la que complementó con su aportación personal el resto de las intervenciones de la jornada, ya que explicó de primera mano, y a través de su experiencia personal con su tía, la situación de represión que se vivía en el estado español y la que vivieron particularmente toda su familia durante los años de la dictadura. Explicó el origen del nombre de su tía y las confusiones que esto creó a las instituciones franquistas; habló de la valentía y de la solidaridad de María Luisa, así como de su alto nivel de conciencia social; recordó el interés de sus tíos por inculcar al resto de la familia unos valores basados en el respeto mutuo, la educación y el amor a la cultura; describió también los momentos más tristes, cuando la represión golpista se cebó con parte de su familia, e hizo un homenaje personal a todas las mujeres de la misma que habían sufrido de diferentes maneras los rigores de la represión. Mencionó por tanto a su abuela, a su madre, a sus tías, y a otras muchas mujeres que sufrieron hasta en la época de la transición y a las que les costó un trabajo enorme poder sacar sus casas adelante...

sábado, 3 de abril de 2010

ACTIVIDADES RELACIONADAS CON EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA EN GUADALCACÍN Y CHICLANA






Cada vez son más los municipios que se animan a dedicar un apartado de memoria histórica dentro de sus actividades dedicadas a la Semana de la Mujer.

El mes de marzo siempre se ha considerado para muchas personas como un mes importante, quizás el que más. No en vano era el primer mes durante el calendario romano, y es el mes del equinoccio de primavera que abre paso paulatinamente a un cambio climático más suave en nuestro hemisferio norte donde las horas de luz se amplían conforme se avanza en esta estación del año. Fue también en marzo, el 24 para ser más precisos, cuando en 1976 se dio un golpe de estado en Argentina que condujo a un período dictatorial que se prolongó hasta 1983, denominado por los golpistas “Proceso de Reorganización Nacional”, y que causó 30.000 víctimas “desaparecidas”, según informes diferentes de diversas asociaciones de defensa de los derechos humanos -como “Madres de Plaza de Mayo”, o “Servicio Paz y Justicia”- que son recordadas oficialmente desde 2002, año de la promulgación de la Ley 25.633 por la que se crea el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Por otro lado, y a partir de 1977, según fuentes de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Organización de las Naciones Unidas conmemora el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, asignando un eje temático cada año, como consecuencia de la aprobación de la Resolución A/RES/32/139 de diciembre de ese mismo año por la que se invitó a los estados miembros a que “proclamen, de acuerdo con sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día al año como Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional”, insistiendo en que “una paz estable, el progreso social, el establecimiento del nuevo orden económico internacional y el pleno disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales requieren la participación activa de la mujer, su igualdad y su promoción”.
Estas declaraciones institucionales de Naciones Unidas fue el colofón a una serie de episodios históricos relacionados con la lucha por los derechos de la mujer trabajadora que se remontan, según algunas fuentes, a marzo del año 1857, coincidiendo con una marcha que protagonizaron las mujeres de una fábrica textil de Nueva York contra los bajos salarios y las condiciones de semiesclavitud que soportaban, y que continuaban con una concatenación de acontecimientos vividos, tanto en Estados Unidos –huelgas y manifestaciones de trabajadoras, con su inevitable persecución y represión policiales, asesinatos de mujeres por parte de los patronos...- como en la esfera internacional europea donde convergieron, entre otros muchos, dos hechos relevantes como fue la aceptación, por un lado, de la propuesta realizada en 1910 por la comunista alemana Clara Zetkin en Copenhague, durante el II Congreso Internacional de Mujeres Socialista, consistente en declarar el 8 de marzo como “Día de la Mujer Trabajadora” o “Día Internacional de la Mujer”, y por otro lado, el amotinamiento de las mujeres rusas el 8 de marzo de 1917 contra la situación de escasez de alimentos y contra la guerra que mantenía el sistema zarista, sirviendo este acontecimiento como detonante de un episodio histórico relevante como fue la llamada Revolución rusa.
Dejando de un lado a ese marzo proveniente de la peculiar idea romana de idealización de la guerra en torno a su dios Marte, y a ese otro marzo específico relacionado con la dignificación de las víctimas argentinas, hemos preferido centrarnos esta vez en ese otro marzo reivindicativo relacionado con la lucha histórica de la mujer y con sus conexiones con la actualidad desde el punto de vista de lo que denominamos “recuperación de la memoria histórica” y partiendo de dos casos concretos en la provincia de Cádiz. Nos referimos a las actividades desarrolladas durante este mes en Guadalcacín y en Chiclana de la Frontera, sin olvidarnos por supuesto el que se ha celebrado en la ciudad de Jerez que preferimos tratarlo más adelante, en un próximo artículo, como algo independiente, pues el de Jerez, al contrario que los casos de Guadalcacín y Chiclana (actividades organizadas por sus respectivos ayuntamientos), fue organizado por una asociación -nuestra Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda”-, aunque con la colaboración del Ayuntamiento de esta ciudad de Jerez.
De este modo, miembros de la Junta Directiva de nuestra Asociación acudimos a Guadalcacín ante la invitación realizada por su Ayuntamiento, mediante su Delegación de Cultura y Mujer encargada de organizar las II Jornadas de Historia dedicadas este año al tema La Mujer en la Colonización Agrícola. Fueron seis días cargados de actividades y conferencias diversas que sirvieron no sólo para ilustrar históricamente el papel de la mujer en el contexto de la denominada colonización agrícola, y muy especialmente la de Guadalcacín, en una época donde la dictadura ejercía un control absoluto incluso a la hora de dar nombre a estos nuevos pueblos que se crearon al pairo del franquismo, como fueron los casos de “Guadalcacín del Caudillo” o de “José Antonio”, actuales Guadalcacín y Majarromaque; sino también para realizar una serie de actividades paralelas que pasaban desde la presentación de un libro, o una mesa redonda con un encuentro de mujeres colonas de La Barca de La Florida y de Guadalcacín, hasta una convivencia de mujeres con fiesta popular y una representación teatral.
Entre las numerosas actividades que se dieron en el Teatro Municipal de este hospitalario pueblo, hemos de destacar fundamentalmente tres de ellas –una de las cuales se dio en la Piscina Municipal-, pues no pudimos cubrir desafortunadamente todos los días del programa debido a la agenda de nuestra Asociación que nos impidió acudir al lugar con regularidad. De este modo, se hizo coincidir la apertura de estas Jornadas con el lunes 8 de marzo, con la inauguración de la exposición fotográfica “La Mujer y la Colonización Agrícola”, que en realidad es una selección de fotografías perteneciente a un proyecto más amplio y ambicioso sobre la cuestión de la colonización en la zona regable de Guadalcacín en particular y, en general, en el municipio de Jerez de la Frontera. Según el técnico de la Delegación de Cultura y Mujer, Julián Oslé, esta exposición fotográfica, tanto su sección de mujer como cualquier otra relacionada con la colonización franquista, pretende que sea itinerante y será cedida gentilmente a toda asociación o colectivo, así como a cualquier otro pueblo de colonización, que estén interesados en la realización de cualquier muestra de las cientos de imágenes que se ha podido conseguir gracias a dos vías fundamentales: la primera, a través de los fondos fotográficos y filmográficos del propio Instituto Nacional de Colonizació (I.N.C.) procedentes del Ministerio de Agricultura, que fueron conseguidos mediante la contratación de una empresa privada con la que colaboró el historiador José Luis Gutiérrez Molina; la segunda fuente que ha enriquecido la exposición proviene de las donaciones realizadas por los propios habitantes de esos pueblos de colonización que se hicieron merced a las conferencias que Julián Oslé ha estado impartiendo por los diferentes pueblos de colonización, como Nueva Jarilla, Majarromaque, La Barca de La Florida, El Torno, Torrecera o Estella del Marqués, con proyecciones fotográficas transversales del material gráfico del I.N.C. que animaron a los colonos o familares de colonos a ceder el material gráfico para su escaneo y posterior exposición.
Por otra parte, la alcaldesa de Guadalcacín, Ana Lirio –quien estuvo presente en todas las actividades que se desarrollaron durante esos seis días enmarcados en la Semana de la Mujer-, pudo comunicarnos personalmente que existe mucha documentación sobre el período histórico de la colonización franquista de los pueblos, aunque no está ordenada, y que especialmente hay mucha “memoria viva”, en alusión a las familias que fundaron el pueblo partiendo del desarraigo, pues procedían cada una de ellas de un lugar diferente. En este sentido, nos informó la edil que el origen del pueblo lo compuso veinte familias de colonos, a las que fueron sumándose otras familias con el paso del tiempo, y entre las que fue forjándose una identidad propia reforzada por las vivencias comunitarias. Es lo que se conoce como “hacer pueblo” y la Sra. Lirio lo reivindicó abiertamente, ya que afirmó que “nuestra aspiración es que la identidad no se pierda y que se reconozca a Guadalcacín como Entidad Local Autónoma... Tenemos escudo, una bandera, un programa cultural y festivo fijo, un calendario diferente al de Jerez... Hay una serie de características, de señas de identidad que no se pueden ocultar, y eso es lo que defendemos nosotros. Aquí nosotros vivimos como pueblo, aunque tengamos autobús urbano y los jóvenes vayan al mismo Instituto que van los de Jerez, pero sin embargo vivimos como pueblo; hay calidad de vida de pueblo, y eso se ha transmitido a Jerez y hace que la gente venga aquí a vivir...”
Hemos de resaltar que los organizadores de esta muestra fotográfica quisieron dejar patente de forma especial el fenómeno de la “invisibilidad” del género femenino y el retroceso de los derechos sociales de las mujeres durante la dictadura, así como la utilización por parte del franquismo del campesinado para moldearlo según sus propios intereses, lejos de las “aventuras políticas de la República”. De esta manera, el papel de la mujer rural española “estuvo marcado por la política agraria, social y cultural del Instituto Nacional de Colonización y de la Sección Femenina del nuevo Régimen surgido tras la Guerra Civil”.
Durante los sucesivos días de esta semana el público pudo acudir y participar activamente en diferentes conferencias que fueron impartidas por expertos y expertas en los temas que habían sido anunciados. De esta manera, el martes 9 de marzo la profesora titular de la Universidad de Cádiz, Mª Jesús Ruiz Fernández, pudo exponer su ponencia “Mujer y Cultura: la creación de la identidad en los pueblos de colonización”, y el miércoles 10 de marzo le tocó el turno al folklorista Manuel Naranjo Loreto quien ilustró a la audiencia sobre su exposición “La Mujer conservadora y transmisora de tradiciones”. Si el viernes 12 de marzo finalizó el ciclo de conferencias con la participación de Virtudes Narváez Alba, licenciada en Historia y Humanidades por la Universidad de Cádiz, disertando sobre su tema “La Sección Femenina y el modelo de Mujer en el período de las colonizaciones”, el día anterior había sido María Teresa Fuentes Caballero, quien se encargó de presentar su libro “Al hilo de la conversación. Voz, memoria y vida cotidiana de las mujeres del campo. Jerez-La Barca de la Florida” como introducción a una rueda de intervenciones y un debate posteriores que se dieron ante el encuentro de un grupo de mujeres colonas de La Barca de La Florida, que fueron protagonistas del libro recién presentado, con otro de mujeres de Guadalcacín quienes, entre todas, aportaron sus testimonios personales acerca de los primeros años de colonización y el desarrollo de la misma en sus respectivas experiencias vitales.
Aunque la autora afirmara que su libro no estaba pensado para historiadores, ni para personas muy eruditas, hemos de señalar que dicha obra la recomendamos no sólo a la “gente sencilla”, ni al “gran público”, sino a todas las personas en general que estén interesadas, desde cualquier punto de vista, en la historia de las comunidades rurales de colonización de mediados del siglo pasado y, especialmente, a todo aquel erudito de la historia o investigador de la misma que quiera complementar sus estudios o investigaciones sobre aspectos sociológicos, psicológicos o antropológicos de aquellas comunidades rurales y, muy especialmente, del papel de la mujer en las mismas. Somos de la opinión que un libro que ilustre y enseñe al lector, como lo hace el de referencia, es tan recomendable como cualquier otro escrito con una línea cargada de dosis mayores de cientifismo y desde unas esferas teóricas de laboratorio alejadas muchas veces de la realidad cotidiana del ciudadano de a pie. Admitió, por tanto, la conferenciante que el tema de su obra estaba relacionado con un tipo específico de obra histórica al que los historiadores denominan intrahistoria, es decir:
“Ese trasfondo de vida cotidiana sobre el que ha ocurrido los grandes acontecimientos históricos: las guerras, las reformas agrarias, las luchas campesinas, las revoluciones... Mientras ocurren todos esos hechos, la vida transcurre silenciosa, como en zapatillas, sin hacer ruidos, con sus luces y sus sombras. Y es ahí, en la vida cotidiana, donde suceden esas cosas que a todos nos importan y, sin embargo, no aparecen en los libros. Las pequeñas luchas cotidianas por poder salir adelante, los enamoramientos, las ilusiones, los sueños; también las pérdidas y las desilusiones.
En ese reducto de la intimidad, de lo doméstico, es donde vemos cómo van cambiando las cosas, cómo la vida cambia, cómo ya no se come lo mismo que antes, cómo la gente se viste de otra manera, cómo es la familia, cómo se relacionan los padres con los hijos... Todo eso que parece que a la Historia con mayúsculas no le interesa, eso, sucede en la vida cotidiana y en el reducto de la casa. Es, en definitiva, una historia sin
‘glamour’, una historia de cerca (de lo más cerca), de la gente corriente, y especialmente es una historia del mundo de lo femenino, porque es ahí, en lo íntimo, donde están las mujeres...”
Fuentes Caballero, natural de un pueblo de la provincia de Jaén, fue una niña rural hasta los quince años, edad con la que emigró a Barcelona, como miles de andaluces rurales de la época, llegando a trabajar como operaria en una empresa de confección. A sus veintisiete años entró a estudiar en la Universidad donde se licenció en Historia Contemporánea y donde llegó a ejercer como profesora universitaria durante veinte años. En su época de estudiante universitaria fue madurando la idea de realizar una obra basada en la experiencia de mujeres del campo, como lo fue ella hasta cumplir los quince años, “para que las voces de las mujeres del campo pudieran ser escuchadas”. De hecho, este libro es una buena muestra de ello, creado a partir de la elaboración de un taller de mujeres, denominado “coser y c@ntar”, que durante meses compartieron con la autora del libro sus experiencias y sus vidas como mujeres del campo. Una idea que la autora explica en la Presentación de su obra como un proyecto inspirado en la novela americana del mismo título “Coser y cantar”, de Whitney Otto, “cuyas protagonistas son un grupo de mujeres que han pasado ya de los sesenta años, que se reúnen cada tarde, con la excusa de elaborar una colcha con trozos de distintas telas, colores y dibujos (patchwork). Pero en realidad las tardes de estas mujeres se convierten en un espacio para poder recordar, narrar y compartir sus vidas y experiencias, bajo la atenta mirada de su nieta...”. Del resultado de la obra de Fuentes Caballero se puede extraer muchas facetas de las historias personales de las participantes del taller de la Barca de La Florida, desde sus infancias hasta los días de madurez y senectud, pasando por la época de adolescencia y juventud, y por este motivo se puede apreciar la existencia de una mezcla de los momentos más dramáticos de algunas protagonistas con los de mayor felicidad de otras. En este sentido, “el drama de la guerra también está contado por algunas de ellas que perdieron a su padre, porque lo asesinaron, o las que como Paca, fueron andando -con las bombas cayendo desde arriba- desde Málaga hasta Alicante... con doce años...”.
La historiadora, que no dudó en afirmar que le disgustaba personalmente la identificación que se ha llegado a hacer de la mujer sufridora como mejor mujer, o mejor persona, recordó que lo que había querido hacer especialmente en el libro era que se escuchara la voz de las personas capaces, llenas de recursos personales, de mujeres luchadoras que han sabido sobreponerse a la adversidad de la vida y sacar provecho de lo poco que tenían. Mediante la lectura de este libro, siguió explicando la autora, las mujeres protagonistas nos dan sus testimonios de una España oscura, una España miserable en la que las mujeres pobres, más que ninguna, tuvieron que sufrir las injusticias de un sistema social, político e ideológico que lo ocupaba todo:
“A ellas, como a tantas otras en el mundo rural, se les negó una infancia como la que nosotros ahora conocemos. Trabajadoras desde muy pequeñas, se les negó la posibilidad de aprender a leer y a escribir. Fueron madres de sus hermanos antes que madre de sus hijos, y no tuvieron demasiadas posibilidades de elección a la hora de casarse...”
Como antítesis a esa etapa negra y oscura que hacía referencia Mª Teresa Fuentes Caballero, nos recordó que también el libro nos narra la transformación de esta tierra de colonización durante los últimos treinta años, etapa que ha llegado a denominar como una “bocanada de aire fresco”, de proceso de cambio que se inició en 1975, pero que se notó con más fuerza a partir de los años ochenta con la ocupación, por parte de las mujeres, de los espacios públicos, las escuelas de adultos, los centros culturales, las plazas y las terrazas de los bares a las que antes ni siquiera eran capaces de ir porque socialmente se veía mal. También resaltó el carácter terapéutico que ha tenido el libro para las mujeres que han participado en su elaboración, al hablar de sí mismas, siendo una oportunidad “para reconciliarse con el pasado”, al expresarlo, al compartirlo y al darle un significado diferente ahora, que ya son adultas, y que son personas que pueden verlo desde otro punto de vista y desde otro momento de sus vidas.
Nos confesó la ponente que para ella fue muy emocionante poner palabras a algunos recuerdos de estas mujeres, porque a través de este proceso también rememoró su infancia en Jaén, cuando era una niña rural. De hecho, algunos fragmentos de su libro, aunque están sacados de lo que las protagonistas dicen, tienen mucho de los recuerdos de la autora como, por ejemplo, la “matanza” donde se ha dado cuenta que muchas de las imágenes literarias que pone en el libro están basadas en lo que ella misma vivió en esa época, en la casa de sus abuelos, con sus primos en la “matanza”, pero también en las cosas que explica de la “Comunión”...
Tras la interesante intervención de María Teresa Fuentes Caballero se proyectó un pequeño audiovisual que sintetizaba la historia de las mujeres de la colonización agrícola desde su fundación hasta la época actual, dando paso enseguida a un fructífero debate entre las mujeres de La Barca de La Florida, que formaron parte del taller referido con anterioridad, y otras mujeres de Guadalcacín, intercambiando experiencias e ideas que sirvieron para estrechar lazos y compartir opiniones comunes. Como broche de oro de la jornada del jueves 11 de marzo, la alcaldesa, Ana Lirio, nos regaló al público asistente un ejemplar del libro presentado y un bonito plato de cerámica con la imagen de una mujer colona de Guadalcacín, mientras nos invitaba a participar y a acudir al resto de actividades de la semana.
Terminó la Semana de la Mujer en Guadalcacín con dos actividades diferentes que coincidieron el sábado 13 de marzo de 2010, pero en horarios y lugares distintos. En primer lugar, se realizó la tradicional convivencia de mujeres en la Piscina Municipal que en realidad fue más parecido a un encuentro festivo popular que algo específico femenino, donde una orquesta amenizaba con su música el ambiente creado en torno a las diferentes actividades programadas, tales como degustaciones gastronómicas, concurso de bailes por modalidades, homenajes, castillo hinchable para niños y niñas, etcétera... En segundo lugar, y como clausura de los actos, se representó en el Teatro Municipal la obra “En tu casa o en la mía”, por la compañía gaditana de artes escénicas “La Cabal Teatro”.

Chiclana de la Frontera: Inauguración de la Calle Soledad Candón Macías “La Abanderada”.
Mientras que en el Marco de Jerez, la Semana de la Mujer cruzaba el ecuador de sus actividades a través del mascarón de proa de uno de sus pueblos de colonización, en la Bahía de Cádiz todo se preparaba para homenajear a una mujer singular en el municipio costero de Chiclana de la Frontera, donde tuvimos que poner rumbo para arribar a tiempo y sumergirnos en una de las actividades centrales que había programado la Delegación de la Mujer del Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera. El programa chiclanero tampoco anduvo corto de actividades, prolongándose durante ocho días consecutivos en los que conciertos, homenajes, jornadas, ponencias, exposiciones fotográficas y de pintura y una representación teatral se comprimieron entre el sábado 6 de marzo y el siguiente sábado 13 del mismo mes, ofreciendo al público interesado unas maratonianas sesiones sobre aspectos diferentes, y desde diversos puntos de vista, de la efeméride que se celebraba a nivel internacional.
Pero nuestra intención es la de destacar el acto más importante llevado a cabo durante aquella semana en la tierra de Sancti Petri. Esto lo afirmamos, no para restarle importancia al resto de las actividades diseñadas, sino que lo hacemos siempre desde el punto de vista de las asociaciones de recuperación de memoria histórica y desde el interés que nos mueve este tipo de homenajes que, afortunadamente, cada vez son más los ayuntamientos e instituciones, así como organizaciones y asociaciones de todo tipo, los que se animan a fomentarlos mediante su trabajo e implicación directa. Desde luego, el trabajo y la constancia que nuestros amigos y amigas de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política de Chiclana están llevando a cabo en dicha localidad está influyendo para que se tenga en cuenta, desde las instituciones de la zona, la labor histórica y social de muchas víctimas de la represión golpista y de la dictadura franquista que, como fue habitual en ese largo período de oscurantismo y persecución política, ideológica y cultural que supuso la situación de dictadura en todo el estado español, llegaron a ser elevadas a la categoría de delincuentes, pistoleros, bandidos y, en general, a cualquier situación que coadyuvara infamemente al desprestigio y a la marginación sociales, cuando no a la eliminación física directa, de las propias víctimas y de sus familiares. Por este motivo, hemos visto positivamente que esta Asociación de Chiclana haya colaborado directamente con el Ayuntamiento del municipio donde radica toda su acción social, cultural y reivindicativa, donde nos consta que han priorizado la recuperación de la memoria histórica sin complejos, y donde los derechos humanos está en un lugar preferente dentro de sus objetivos, acogiendo en su seno diferentes tendencias y sensibilidades que han puesto en común estas prioridades por encima de cualquier opción ideológica o política. Una travesía que, consideramos, han emprendido con éxitos consolidados como han sido, por ejemplo, los diferentes homenajes realizados en el cementerio San Juan Bautista a todas las víctimas del golpismo y de la dictadura, o esta última actividad celebrada el pasado miércoles 10 de marzo del presente año, en la que el Ayuntamiento de Chiclana inauguró una calle en la Barriada Carabina con el nombre de una anarquista, militante del sindicato histórico C.N.T., quien fue represaliada de diferentes formas durante el período dictatorial que los sediciosos del 36 prolongaron a través de su participación en unas instituciones creadas para incrementar al máximo las influencias ideológicas y represivas del golpismo español.
A la inauguración de la calle, con nombre Soledad Candón Macías “La Abanderada”, acudieron familiares de la homenajeada, así como un nutrido grupo de personas relacionadas con el mundo de la política municipal, el sindicalismo, el asociacionismo de recuperación de la memoria histórica y, también, ciudadanos y ciudadanas interesados a nivel personal por el homenaje de reconocimiento a esta mujer. De esta manera, independientemente de la ciudadanía que asistió a nivel particular, se pudo observar que había gente que pertenecía a las organizaciones políticas P.S.O.E. e I.U., así como de las sindicales C.N.T., CC.OO. y U.G.T., aunque no supimos con exactitud si acudieron en representación de sus organizaciones o a nivel estrictamente particular. Sea como fuere, se inició el acto con el descubrimiento de un cuadro formado por 12 azulejos que se complementaban y que, igual que un puzzle de cerámica, formaban la imagen de Soledad Candón junto con el siguiente epitafio:
“Soledad Candón Macías ‘La Abanderada’. 1889-1956. Sindicalista chiclanera valiente, incansable defensora de la libertad y la justicia social”.
Hay que matizar que quien se encargó de tirar del cordón que hizo descorrer la cortina roja que cubría aquel cuadro con marco de cerámica azul que se incrustraba en una pared de ladrillo, fue una bisnieta de la homenajeada, auxiliada por el alcalde de la localidad José María Román Guerrero y acompañada de otros familiares. Un hecho que hizo invitar a la Delegada de la Mujer del Ayuntamiento de Chiclana, Juana Capurro García, a tomar la palabra y recordar que las mujeres habían sido marginadas por la “historia oficial” y que había que hacer un esfuerzo de “visibilización y redescubrimiento”. También comentó que el proceso de recuperación de la “memoria feminista” no había hecho más que comenzar, pues cada día que pasa, las investigaciones añaden nombres nuevo a la genealogía del feminismo, y aparecen nuevos datos en torno a la “larga lucha por la igualdad entre los géneros”. En este sentido, esta delegada afirmó que había sido en los períodos de ilustración y en los momentos de transición hacia formas sociales más justas y liberadoras cuando había surgido con más fuerza la reivindicación de los derechos igualitarios, y que “visibilizar a las mujeres, y a los colectivos de mujeres, que hicieron avanzar en la lucha por la igualdad” fue el propósito de la Delegación que Juana Capurro representa cuando se plantearon, ya hace cinco años, dedicar el nombre de plazas o calles a mujeres que, en los distintos ámbitos, han destacado por su esfuerzo y por su lucha por los derechos de las mujeres. Asimismo, nos recordó que en el año 2002 se reconoció oficialmente a Clara Campoamor, y que al año siguiente fue la poetisa local Antonia Gómez, “La Bruja”, quien obtuvo un espacio público del municipio dedicado a ella, sucediéndose anualmente los reconocimientos públicos a mujeres diferentes hasta llegar a 2010, año de la Calle Soledad Candón Macías “La Abanderada”, segunda mujer anarquista a la que se le reconoce oficialmente su labor social y sindical, pues un lustro atrás, en el 2005, el Ayuntamiento le impuso a una plaza pública el nombre de Federica Montseny, antigua militante de la F.A.I. y la C.N.T. y, también, primera mujer en la historia de España que desempeñó un cargo de ministra y, en su caso, Ministra de Sanidad y Asistencia Social durante el gobierno republicano de Francisco Largo Caballero que se formó tras el golpe militar de julio de 1936, en pleno período bélico. Sobre Soledad Candón, destacó la señora Capurro García su figura como una mujer compleja, poco común y muy apasionada; una mujer que, según la delegada, “rompió moldes y fue capaz de discutirle a la sociedad los modelos del sometimiento patriarcal...”
Tras las palabras de la delegada municipal, fue Leonor Sánchez Díaz, Presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política de Chiclana, quien tomó la palabra explicando la trayectoria personal y social de Soledad Candón y leyendo unas reseñas biográficas que a continuación, y por su interés, transcribimos literalmente:
“Soledad Candón Macías, ‘La Abanderada’, apodo que le viene porque siempre encabezaba las numerosas manifestaciones obreras con la bandera roja y negra de la CNT. Los primeros de mayo solía encabezar la manifestación que discurría por varias calles de Chiclana para, al final, dirigirse al Pino Gordo, que estaba situado entre el Polvero y la carretera del Marquesado, donde realizaban una jornada de confraternización obrera.
Estuvo casada con Antonio Saucedo Aragón, ‘
El Pujío’; nació en Paterna de Rivera en 1889 y se vino a vivir a Chiclana a los pocos años de edad; murió en unCursiva accidente de tráfico en 1956 en Vigo, donde había ido a visitar a una hija que residía en dicha ciudad. Tuvo cinco hijos: Juan Manuel, Enrique, Ana, María Teresa y Fernando.
Mujer luchadora y defensora de los más desfavorecidos, militante anarcosindicalista que luchó junto con sus compañeros, entre los cuales estaban Diego Rodríguez Barbosa, que fue asesinado junto con Manuel Estrada,
‘El Regaera’, en la Alcantarilla del Águila; Antonio Piñero Cebada, ‘Jurita’; Sebastián Saucedo Botossi, que también fue asesinado; José Moreno; Rafael Aragón, ‘Jaramago’; Benito Cieza; Juan Barea, ‘El Negro’; Antonio González Rocamonde, ‘El Títere’, que murió en la cárcel a consecuencia de los malos tratos y la tortura recibida.
Soledad residía junto con su familia en un caserón que tenían en unos terrenos junto al Santo Cristo, donde criaba cabras y atendía las labores del campo. A los pocos días del golpe de estado apareció por su casa
‘El Títere’, huyendo de un grupo de falangistas para hacer un registro. Soledad intentó impedirles el paso, increpándolos; no obstante, no pudo impedir que procedieran al registro. Una vez en el interior, sorprendentemente no encontraron a nadie y se despidieron, diciendo que volverían en otra ocasión. Antonio González se pudo esconder envuelto en un ‘reó’ (que es una especie de alfombra de esparto) que colgaba enrollado del techo; casualmente no pudieron detenerlo en esa ocasión porque, de haber sido así, con toda seguridad hubiese tenido de inmediato trágicas consecuencias para Soledad y su familia.
Era amiga de María Silva,
‘La Libertaria’, y de toda la familia de Francisco Cruz, ‘Seisdedos’, que en época de vendimia solían trasladarse de Casas Viejas a Chiclana para trabajar; Soledad los acogía solidariamente en su casa.
En los primeros días del golpe fue detenida junto con otros destacados militantes y afiliados de la
CNT, de la UGT y de partidos políticos de izquierdas. Estando en la cárcel, la obligaron en una ocasión a presenciar un fusilamiento junto con Pepa, ‘La Hinojera’, que también estaba detenida y era compañera de Carmelo Ramos, concejal de Izquierda Republicana. Fue puesta en libertad, junto con otros detenidos, el 8 de septiembre de 1936, día de la Virgen de Los Remedios, Patrona de Chiclana. Otros, sin embargo, corrieron peor suerte; como fue Bartolomé Canto, cuya familia, junto con otras, se agolpaban aquel día en las puertas de la cárcel en la Calle Frailes ante el rumor de que los detenidos serían puestos en libertad, en conmemoración de la Patrona. Sin embargo, como muchos otros, fueron asesinados y aún hoy en día no se sabe con seguridad dónde están sus cuerpos.
Soledad era una mujer culta y autodidacta, muy comprometida con las ideas libertarias. Sabía leer y escribir perfectamente, algo que no era tan normal como hoy, pues la tasa de analfabetismo era muy alta en aquellos tiempos, sobre todo entre las mujeres; solía ayudar a otras personas en la lectura y en la escritura de la correspondencia.
Fue detenida y represaliada en numerosas ocasiones. Pasó por situaciones muy difíciles para ella y para su familia. Fue una mujer con carácter y valentía y, a pesar de la difícil situación política de aquellos momentos, ayudó a todo aquel que buscó su ayuda, proporcionándole escondite y alimentos, a pesar de que sabía las consecuencias que eso le podía acarrear. Sufrió mucho durante la dictadura, pero nada de eso le hizo desistir de sus principios, ni de continuar siendo solidaria con los perseguidos y con todos los que necesitaron su ayuda.
Una vez instaurada y consolidada la dictadura, Soledad continuó su lucha reuniéndose clandestinamente en más de una ocasión con otros compañeros sindicalistas, como José Moreno y Juan Barea,
‘El Negro’, entre otros. A pesar de la represión y del miedo, ella siguió luchando por un mundo mejor, sin explotación, y a salvo del hambre y de la guerra; un mundo basado en el respeto mutuo, la libertad, la justicia y la igualdad entre todos los seres humanos.
Soledad Candón Macías fue una de esas mujeres luchadoras que, a pesar de la doble marginación que sufrían por su condición de mujer y trabajadora, no desistieron de defender la justicia, los derechos humanos y la anhelada igualdad de derechos; que se opusieron como podían a una brutal dictadura con riesgos de sus propias vidas. Auténticas heroínas que, a pesar de haber sido reprimidas y humilladas, dieron ejemplo de lo que es la integridad y la dignidad.
En Chiclana fueron muchas las que, como ella, no merecen que se las abandone en el olvido. Entre ellas están Ana Castro, Juana Rodríguez,
‘La Taruga’, Magdalena Rangel, Amalia Pérez, Eulalia Jiménez Castaño, ‘La Matrona’, Carmen Virues, Pepa ‘La Hinojera’, Araceli, Dolores Gallardo ‘La Tomatera’, María -mujer de Diego ‘El Quirino’-, Ramona -la mujer de ‘Jaramago’- y Carmen Pareja, compañera de Barbosa.
A Soledad Candón Macías y a todas ellas. Nuestro recuerdo y nuestro más sincero reconocimiento.”
Una vez que la señora Sánchez Díaz finalizó, tomó la palabra Manuela Gómez, hermana de la ya desaparecida poetisa local Antonia Gómez “La Bruja”, y leyó un poema extraído del libro de ésta “Lluvia de Jazmines”, titulado “Tu día mujer”:

“TU DÍA MUJER
Hoy es tu día mujer,
hay claveles en la calle,
claveles que te están gritando:
lucha por una igualdad
alza tu voz, no te calles.
Haz que griten tus suspiros,
haz que tus ojos sonrían
y que tus piernas caminen
donde van tus libertades;
que tus ideas estén claras.
Dile a tus manos que hablen,
ellas saben de trabajo,
ellas saben de cansancio,
de jornadas interminables.
Y si nunca te dijeron
que tu esfuerzo es admirable,
sin halagos, sin palabras,
la belleza de una flor
te está rindiendo homenaje.”

Fueron otras las palabras que se escucharon en aquel 10 de marzo chiclanero, como las de los familiares de Soledad Candón quienes también aportaron sus testimonios en ese día tan importante para esta famila que no podía contener la emoción ante el homenaje que se le rendía a “La Abanderada”. Finalmente, también habló el alcalde de Chiclana, rememorando la efeméride internacional, pero enlazándola con una exaltación del papel de la mujer a través de un pasaje que leyó del libro autobiográfico del poeta y humanista Marcos Ana “Decidme cómo es un árbol”, en donde se narra, entre otras cosas, las vicisitudes y el sufrimiento de una madre de un preso durante la larga e incansable búsqueda que hace de su hijo.