martes, 1 de mayo de 2018

LA MEMORIA DE LAS MUJERES: LA DOBLE DISCRIMINACIÓN

El pasado 18 de abril diferentes colectivos sociales rindieron homenaje a la militante anarcofeminista -y símbolo del acoso franquista contra las mujeres de la localidad- María Luisa Cobo(s) Peña en el Cementerio Municipal de Jerez de la Frontera. La fotografía muestra un momento del acto donde acudieron también familiares de esta figura histórica.
El pasado 18 de abril diferentes colectivos sociales rindieron homenaje a la militante anarcofeminista -y símbolo del acoso franquista contra las mujeres de la localidad- María Luisa Cobo(s) Peña en el Cementerio Municipal de Jerez de la Frontera. La fotografía muestra un momento del acto donde acudieron también familiares de esta figura histórica.

LA MEMORIA DE LAS MUJERES: LA DOBLE DISCRIMINACIÓN.

EL CASO DE MARÍA LUISA COBO PEÑA.

(Por María José Ruiz Piñero [1])

El reencuentro con el pasado, cuando los hechos que se rememoran, derrumban los cimientos del mundo y de las creencias, que durante décadas te han inculcado, nunca es fácil para una persona y menos para una población -en este caso Jerez de la Frontera, cuna del caciquismo y del fascismo español-, lugar que durante décadas ha estado bajo la influencia de una oligarquía que ha dominado la forma de vida de su población, su economía y su mentalidad a su propia conveniencia. Una oligarquía económica y política, que no dudó llegado el momento, en apoyar el golpe de estado contra la Segunda República en el año 1936, y participar en la violenta represión que se desató durante la guerra, y posteriormente los años de la cruel dictadura franquista, llena de persecuciones, cárceles, torturas y asesinatos.

Pero aquella falsa visión de grandeza histórica, construida por los vencedores de la Guerra Civil, imbuida de imágenes locales castrenses, de militares montados a caballos -algunos, como Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, o como el mismo Franco, dictadores por la gracia de dios y de la curia santísima-; y de rejoneadores y toreros ceñidos con sombreros de alas anchas y traje corto; de buenas familias con títulos nobiliarios, y de vinateros extravagantes y adinerados, que suponían la referencia moral para la localidad y para la misma España de la Dictadura, se ha desmoronado y convertido en una espesa cortina de lodo; un maloliente lodo, fruto de aquel barrizal inmundo que inundó nuestra sociedad jerezana, y que aún, en el siglo veintiuno, a pesar de la Ley de Memoria Histórica, nos impide vislumbrar con total nitidez, entre otros, los hechos acaecidos durante ese periodo; el definitivo censo de asesinados y de represaliados; la localización de las fosas y los restos humanos de las víctimas. En definitiva, nos impide hacer una valoración de la naturaleza verdadera de aquellos violentos y opresores barros, que procuraron muchas riquezas para las familias poderosas y para sus cómplices-entre ellos la Iglesia Católica-; y también, mucha hambre, incultura, sangre y miedo para las familias de la clase obrera.

Intervención de la Presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica 'Jerez Recuerda' en el Cementerio Municipal de Jerez.
Intervención de la Presidenta de 'Jerez Recuerda'. 
Pero tantos años de silencio y de sometimiento psicológico, cultural y social, dejaron una impronta muy profunda en el carácter del jerezano/a y, quizás, en la del español/a medio, en la que se observa que apenas es capaz de sustraerse a esa visión artificial del mundo y de la vida heredada del antiguo régimen, que tanto y tan dañinamente ha trastocado los valores, de Justicia, Ética y Verdad, convirtiéndolos en elementos que favorecen a unos intereses concretos -generando sentimientos de desunión e intolerancia en el mismo seno de la sociedad, entre personas y grupos que podrían ser afines, para colaborar puntualmente en una causa que está por encima de cualquier diferencia personal e ideología-. Este es un fenómeno bastante generalizado en la población, hasta el punto, que paradójicamente, se puede dar el caso que, hasta quiénes critican aquella mentalidad, y tratan de combatirla pidiendo Justicia y Reparación, para las víctimas represaliadas de aquel periodo histórico, la pueden pedir desde el sectarismo de grupo, utilizando las mismas tácticas de discriminación, de intolerancia y de expolio socializadas durante el período franquista y posfranquista[2]. Afortunadamente, para el movimiento de Memoria Histórica, no se han registrado muchos casos de éstos, pero estas actitudes siguen persistiendo. Estos sustratos conductuales, se han dado en denominar, en términos sociológicos como Sociología del Franquismo, uno de los motivos por los que aún, la efectividad de la Ley de Memoria Histórica, no se ha podido llevar a cabo con la seriedad y la contundencia, para lograr esa tan ansiada Justicia y Reparación, tan necesaria para democratizar nuestras sociedad.

María Luisa Cobo Peña, obrera jerezana (1909-1973), fue una de las mujeres represaliadas de aquella terrible represión. Durante demasiadas décadas, su figura ha sido discriminada y expulsada de la memoria colectiva jerezana, debido a sus ideas libertarias y a su militancia anarcosindicalista. Hoy este símbolo -diría, incluso este icono-, del feminismo proletario local, sigue manteniéndose discretamente en un lugar poco visible y accesible al conjunto de la sociedad jerezana. El acto de su homenaje, el día dieciocho del pasado mes de abril, en el Cementerio Municipal, ha pasado vergonzosamente casi desapercibido, tanto para los gobernantes locales -salvo honrosas excepciones, que comparecieron a título personal-, como para la prensa local y la prensa municipal. Algo del todo injusto, que ayuda muy poco, a la recuperación de una memoria histórica justa y digna.

María Luisa Cobo Peña, a estas alturas del siglo veintiuno, no es sólo una figura de la CNT-AIT o del Anarcofeminismo, es un patrimonio ideológico de la ciudad, y como tal tenemos la obligación, por ella y por sus familiares, de reivindicarlo y reconocerlo como se merece. Su vida, supone un referente de unos valiosos valores éticos de vida defendidos por el movimiento anarquista, encarnados -en esta ocasión- en su figura; y su obra, está reconocida y recogida merecidamente en numerosas publicaciones españolas y extranjeras. El conocimiento de su vida, y de la labor social que realizó durante su existencia, supone un reencuentro con aquella sociedad utópica de los derechos e igualdades sociales, que pudo haber sido, y que nunca fue, por culpa del devenir de la historia y del salvaje capitalismo que ha azotado y azota nuestras sociedades globalizadas.


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[1] María José Ruiz Piñero es la actual Presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica "Jerez Recuerda".

[2] La alusión a la paradoja de 'la utilización de la conversión de la discriminación en un arma de quien afirma estar al lado de la persona discriminada para aparecer como agente discriminador' no es nueva en nuestros planteamientos, como lo demuestra el artículo "La discriminación y el origen de la violencia. Aspectos fundamentales que definen a la estulticia humana” que fue publicado en su día por esta Asociación a través de la Redacción de su bitácora digital. 


[Notas de la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica "Jerez Recuerda"]. 


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